¿Una mujer embarazada se puede tatuar?

Técnicamente, es posible hacerte un tatuaje en el embarazo, pero no se recomienda, puesto que existe riesgo de transmisión de infecciones como la hepatitis B o el VIH, que son enfermedades graves que afectan y tienen consecuencias tanto para la madre como para el feto.

Además, los cambios hormonales y de la piel durante el embarazo pueden hacerte más sensible y propensa a infecciones. En principio, no hay evidencia directa de que la tinta del tatuaje afecte al bebé, ya que ésta se queda en la epidermis y no ingresa al torrente sanguíneo, es decir que no pasa a la sangre. Lo cierto es que al crear un tatuaje se introducen diversos tintes y pigmentos, pero se desconoce su efecto sobre el feto.

Por estas razones, se recomienda evitar los tatuajes durante el embarazo debido al riesgo de infección y a la falta de investigaciones concluyentes, sobre los efectos de los químicos de la tinta.

Los riesgos principales de tatuarse durante el embarazo incluyen la transmisión de enfermedades infecciosas y la posibilidad de que la infección se propague desde el sitio del tatuaje a órganos vitales. Además, se desconocen todos los efectos de los tintes y colorantes sobre el feto en gestación. Aunque el riesgo es bajo, se recomienda esperar hasta el nacimiento del bebé para realizar un tatuaje.

Se conocen pocos detalles sobre la seguridad de los tintes para la piel utilizados en los tatuajes durante el embarazo. Aunque los químicos contenidos en el tinte pueden afectar el desarrollo del feto durante las primeras 12 semanas, se desconoce el riesgo que podrá tener para el bebé durante el resto del embarazo. De igual modo, es posible que recomienden no recibir una epidural si tienes un tatuaje en la espalda, pero esto siempre debe ser evaluada por el anestesiólogo o especialista que asistirá el parto.

Además, un tatuaje mal realizado o no controlado adecuadamente hasta completar el proceso de curación puede aumentar el riesgo de infecciones bacterianas en la piel, ya sea local o sistémica. La principal preocupación al hacerse un tatuaje durante el embarazo es el riesgo de contraer infecciones como la hepatitis B o el VIH.

Lo mejor es esperar hasta que se haya recuperado por completo del parto, es decir, cumplir la etapa de puerperio o cuarentena e incluso, extenderlo por un tiempo considerable con la intención, de permitirle al organismo fortalecerse y estar preparado para enfrentar alguna infección o situación similar. Asimismo, no se recomienda durante el primer trimestre del embarazo, debido a que estas son las semanas más importantes para el desarrollo del feto y los fármacos y medicamentos deben tomarse con especial cuidado.

No existen contraindicaciones específicas conocidas, para hacerse un tatuaje si la madre está amamantando, pero siempre debe realizarse en un lugar experimentado y según las recomendaciones de un tatuador. Dependiendo de su ubicación, la piel puede cambiar de color y forma debido a la hinchazón, estrías y otros signos del embarazo. Por lo tanto, es necesario hidratar muy a menudo, incluso dos veces al día para evitar o disminuir los cambios efectos de los cambios corporales en el tatuaje.

A pesar de todos los cuidados que se tienen y del lugar en el cual se realice, es probable que el tatuaje sufra algunas modificaciones durante el embarazo, lo que es notable luego del parto. Por lo tanto, es mejor esperar hasta el nacimiento del bebé y un tiempo prudencial después para hacernos el tatuaje.

Si te hiciste el tatuaje sin saber que estabas embarazada, no tienes que preocuparte demasiado. Algunos reportes sugieren que la tinta permanece en la piel y penetra en la epidermis, pero no llega al torrente sanguíneo y no puede afectar al feto directamente, aunque estos datos no son definitivos.

Lo más importante es que al principio del embarazo evites cualquier procedimiento invasivo, puesto que es la etapa de mayor vulnerabilidad en el desarrollo fetal y cualquier agente estresante podría dañar o afectar al embrión, e incluso contribuir para producir un aborto espontáneo.

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