Mal de altura en bebés: síntomas y tratamiento

El mal de altura, también conocido como mal de montaña, es una condición que se desencadena debido a la falta de adaptación del organismo a la disminución de oxígeno en lugares de gran altitud. Existen diversos tipos de mal de altura, entre los cuales se incluyen:

• Mal de montaña: la forma más común, caracterizada por síntomas leves y de corta duración.
• Edema pulmonar de gran altitud (HAPE): involucra la acumulación de líquido en los pulmones y puede poner en peligro la vida si no se trata. Se presenta en altitudes extremadamente elevadas.
• Edema cerebral de gran altitud (HACE): Implica la acumulación de líquido en el cerebro y puede ser fatal sin atención médica inmediata.

Aunque el mal de altura puede afectar a cualquier edad, los recién nacidos son particularmente susceptibles debido a la inmadurez de su sistema circulatorio para responder rápidamente a las variaciones de oxígeno en el ambiente. Por esta razón, los pediatras recomiendan que los bebés menores de 8 semanas eviten viajar a lugares con altitudes superiores a 2500 metros. A partir de los 3 meses, el organismo del bebé está más capacitado para adaptarse a las variaciones de altitud.

Aunque los bebés pueden experimentar mal de altura, raramente sufren complicaciones graves por esta razón. No obstante, es crucial identificar los síntomas rápidamente y actuar de manera rápida para prevenir posibles consecuencias.

La causa principal del mal de altura en bebés es la disminución de oxígeno en el ambiente, ya que el cuerpo necesita tiempo para adaptarse a estas variaciones en los niveles de oxígeno. Cuando se lleva a un bebé a lugares de gran altitud, existe la posibilidad de desencadenar hipoxia, que es la falta de oxigenación de los tejidos corporales, y esto puede dar lugar al mal de altura. Además, hay otras condiciones que pueden aumentar el riesgo del mal de altura en bebés:

• Prematuridad: los bebés prematuros pueden tener sistemas inmaduros que los hacen más susceptibles.
• Residir en lugares de baja altitud: vivir en áreas con poca altitud puede hacer que el cuerpo sea menos tolerante a la reducción de oxígeno en altitudes elevadas.
• Deshidratación: la falta de líquidos puede afectar la capacidad del cuerpo para adaptarse a la altitud.
• Problemas respiratorios: condiciones respiratorias preexistentes pueden aumentar la vulnerabilidad al mal de altura.
• Cardiopatía congénita: los bebés con problemas cardíacos congénitos pueden tener una mayor sensibilidad a los cambios en la presión atmosférica.
• Episodios previos de mal de altura: si el bebé ha experimentado mal de altura en ocasiones anteriores, es más probable que lo experimente nuevamente.

Es fundamental tener en cuenta estos factores de riesgo al planificar viajes a lugares de gran altitud con bebés y tomar las precauciones necesarias para garantizar su bienestar.

Es importante estar alerta a los síntomas del mal de altura en bebés, ya que pueden manifestarse entre 4 y 8 horas después de llegar a lugares de gran altitud. En algunos casos, los síntomas pueden tardar aún más, incluso desencadenarse pasadas las 36 horas. A continuación, te explicamos cómo se manifiesta el mal de altura en bebés:

• Irritabilidad y llanto: el bebé puede mostrar signos de malestar a través de irritabilidad o llanto inconsolable. En este artículo, te contamos Qué hacer cuando un bebé está asustado y llora mucho.
• Inapetencia: puede experimentar una falta de interés en la alimentación, mostrando pérdida de apetito.
• Agitación o letargo: el bebé podría estar agitado o, por el contrario, mostrar signos de letargo y falta de energía.
• Dificultad para quedarse dormido: los problemas para conciliar el sueño pueden ser un indicador de malestar.
• Náuseas: el bebé podría experimentar sensación de náuseas, manifestándose a través de molestias gástricas.
• Dolor de cabeza: aunque puede ser difícil de diagnosticar en bebés, la incomodidad generalizada o el llanto persistente podrían indicar molestias en la cabeza.

Estos síntomas pueden confundirse con otras afecciones como virosis o gripe, de allí la importancia de conocer las características de esta afección. Es esencial observar cuidadosamente estos signos, los cuáles suelen desaparecer luego de 2 o 3 días. Si sospechas que tu bebé tiene mal de altura. Busca atención médica de inmediato para abordar la situación de manera efectiva y prevenir posibles complicaciones.

El tratamiento primordial para el mal de altura en bebés consiste en descender a una altitud menor de manera rápida y segura. Además de este paso fundamental, se pueden seguir recomendaciones adicionales para aliviar los síntomas del mal de altura en el bebé y prevenir complicaciones:

• Hidratación: proporciona líquidos al bebé, ya sea con leche materna, fórmula o agua si tiene más de 6 meses. La hidratación es crucial, especialmente en altitudes elevadas.
• Comidas pequeñas y frecuentes: ofrece comidas pequeñas pero frecuentes, preferiblemente ricas en carbohidratos. Los carbohidratos proporcionan energía que puede ayudar a superar el mal de altura.
• Abrigo: mantén al bebé abrigado, ya que los lugares de gran altitud suelen ser fríos. Asegúrate de que esté bien cubierto con un gorro y varias capas de ropa según sea necesario.

En casos más severos, el médico puede recomendar:

• Administración de oxígeno: para garantizar una adecuada oxigenación en casos de hipoxia.
• Medicamentos: pueden incluir analgésicos como el paracetamol o ibuprofeno para tratar el malestar.
• Suplementos de electrolitos: en casos de deshidratación, se pueden administrar suplementos de electrolitos para restablecer el equilibrio.

Es esencial destacar que no se deben administrar otros medicamentos para tratar el mal de altura en bebés, como la dexametasona, acetazolamida o nifedipina, sin la autorización del pediatra debido al riesgo de posibles efectos secundarios. La atención médica oportuna y adecuada es crucial en casos de mal de altura en bebés.

Para prevenir el mal de altura en bebés, es fundamental buscar la aclimatación, es decir, adaptar gradualmente el organismo a la altitud. Además, te recomendamos tener en cuenta lo siguiente:

• Planificación gradual del viaje: evita viajes directos a alturas superiores a 2.750 metros. Es preferible realizar el viaje por etapas, haciendo paradas o dividiendo el viaje en 2 o 3 sesiones para aumentar gradualmente la altitud.
• Hidratación: mantén al bebé bien hidratado. Amamántalo con frecuencia y ofrece onzas adicionales de leche o agua, especialmente si es mayor de 6 meses. Incluye frutas frescas, alimentos ricos en potasio y carbohidratos en su dieta puede ser beneficioso. En este artículo, te recomendamos Alimentos para bebés de 6 meses.
• Descanso antes y durante el viaje: permite que el bebé descanse adecuadamente antes del viaje y también durante el mismo.
• Utilización de un humidificador: en la habitación del bebé, utiliza un humidificador para mantener un ambiente más confortable.

Es fundamental reconocer los síntomas del mal de altura en bebés y actuar desde el principio para aliviarlos y prevenir posibles complicaciones. Antes de realizar viajes a lugares de gran altitud, es aconsejable obtener la autorización del pediatra, quien también puede brindar pautas específicas en caso de que se presente esta condición.

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