Señales de alerta en el desarrollo infantil de 0 a 3 años

Las alteraciones que pueden ser más significativas durante el primer trimestre están muy vinculadas a aspectos biológicos relacionados con cómo comienza a desarrollar sus tiempos de vigilia y sueño, la alimentación y el estado de salud general.

No obstante, sería conveniente hacer un seguimiento y consulta al pediatra si, al finalizar el tercer mes, el bebé no es capaz de:

• Haber adquirido cierto tono corporal en tronco y cuello.
• No posee sonrisa social.
• No sigue objetos con la mirada.
• No se asusta ante un ruido.
• Tiene un llanto agudo e inconsolable. Aquí encontrarás más información sobre El llanto del bebé: tipos, qué significa y cómo calmarlo.

En este periodo el bebé debe haber adquirido la sonrisa social, cualquier estímulo de su entorno le llama la atención y conoce a las personas que le quieren y le cuidan, diferenciándolas de las demás. Por ello, las principales señales de alerta en este periodo son:

• No responde a la sonrisa social.
• Si escucha la voz de su madre, no busca la fuente sonora.
• No es capaz de permanecer sentado con apoyo.
• No tiene intención de agarrar objetos.
• Posee reflejos innatos que, por su edad, ya deberían haber desaparecido.
• No trata de alcanzar las figuras de un móvil de cuna.
• No juega con sus manos o pies.

Este periodo en la vida del bebé es muy significativo a nivel evolutivo porque es aquí cuando comienza a desarrollar la angustia de separación, lo que le provocará profundo malestar cuando pierde de vista a su figura de referencia. Además, coincide que extraña a las personas desconocidas, no queriendo estar con nadie que no sean su madre o su padre.

Esta etapa también se conoce como periodo sensible, ya que el cerebro está especialmente susceptible para adquirir conocimientos y la evolución del bebé en este periodo es muy significativa. Los indicadores que pueden interpretarse como señal de alarma si al finalizar este periodo el bebé no ha logrado asimilarlos son:

• No muestra ninguna emoción cuando la madre aparece o desaparece de su campo de visión.
• No establece contacto visual.
• Los brazos de la madre y el padre no le consuelan cuando llora.
• No se pasa objetos de una mano a otra.
• No se voltea.
• No balbucea.
• No busca la voz de la madre al escucharla.
• Permanece muy poco tiempo sentado/a sin apoyo.
• No siente interés por agarrar aquello que está a su alrededor.

En este artículo te explicamos Por qué mira bebé no me mira cuando le hablo y cuándo preocuparse.

Llegamos a la franja del primer año de vida, un año marcado por el crecimiento y evolución de todas las áreas de desarrollo. Este es un momento para valorar todos aquellos aspectos que se han logrado y tomar en consideración los que están en proceso o todavía no se han iniciado.

Los principales signos de alerta en este periodo son:

• No gatea.
• No es capaz de sentarse de forma autónoma.
• No mantiene el contacto visual.
• No responde a su nombre.
• No señala aquello que quiere.
• A pesar de que pueda haber balbuceo, no posee intención comunicativa.
• Tiene una escasa coordinación óculo manual. Por ejemplo, presenta grandes dificultades para llevarse un objeto a la boca, como puede ser una cuchara.
• No da palmas ni muestra interés por representar canciones sencillas que van acompañadas con gestos.
• No es capaz de iniciar juegos sencillos como el "cucú-tras".
• El llanto continúa siendo bastante descontrolado, no encontrando la forma que haga que se alivie.
• No comprende órdenes sencillas.

Este periodo abarca más tiempo que los anteriores debido a que el desarrollo evolutivo y el crecimiento no es tan rápido como en el primer año. A pesar de que podría considerarse una etapa de asentamiento sobre todo lo adquirido durante los doce meses anteriores esta también tiene una gran importancia en la que hay que observar qué hitos se están logrados, cuáles requieren entrenamiento y cuáles todavía no se han iniciado.

En este sentido, entre los 13 y 18 meses deberás que prestar especial atención a estos signos:

• No ha iniciado la marcha.
• Si se estimula la marcha, no es capaz de caer poniendo las dos manos sobre el suelo.
• Pierde el equilibrio con facilidad.
• No habla y ni es capaz de pronunciar palabras que puedan formar una frase, como por ejemplo "agua".
• No mantiene el contacto visual.
• No saluda con la mano.
• No muestra interés por cuentos e imágenes sencillas.
• No apila o hace torres sencillas.
• No sigue órdenes del tipo "a guardar los juguetes", a pesar de que tenga como referencia el ejemplo del adulto.
• No se señala cuando pronuncian su nombre.
• No muestra interés por actividades y juegos manipulativos y de experimentación.

Este momento coincide con el fin del estadio sensoriomotor según la teoría de la inteligencia del psicólogo Jean Piaget, el cual se caracteriza porque el bebé en esta etapa aprende gracias a sus sentidos y la experimentación con los estímulos que le proporciona el entorno. Al finalizar este periodo, las señales que pueden indicar una alerta en el desarrollo del niño y de la niña son:

• Ha empezado a caminar, pero la marcha es insegura, por lo que puede perder el equilibrio con facilidad.
• Su comunicación no es comprensible.
• La intención comunicativa es muy inmadura.
• No imita gestos sencillos que observa a los adultos o que acompañan las canciones.
• No se quita los zapatos.
• No saluda ni se despide.
• Le cuesta interactuar con el grupo en actividades colectivas.
• No muestra autonomía en tareas sencillas, como por ejemplo lavarse las manos.
• En el parque o en el patio deambula sin encontrar un juego o entretenimiento.
• Prefiere jugar con objetos desestructurados que con juguetes que tienen unas instrucciones básicas de funcionamiento.
• El vínculo de apego es poco aparente y, si llora, los brazos de los padres o educadores no garantizan su consuelo.
• Tiene dificultades para utilizar los cubiertos para comer.
• No ayuda cuando le visten o le cambian de ropa.

En el siguiente artículo encontrarás más información sobre Etapas del desarrollo psicomotor del bebé.

Por último, ente los 2 y 3 años de edad los niños y niñas se encuentran en el periodo preoperacional según Piaget. Este momento viene marcado por dos hitos evolutivos fundamentales que son, la adquisición del lenguaje y la aparición del juego simbólico. Esto supone un desarrollo cognitivo, social y afectivo muy importante, la carencia de estos aspectos, son muy notorios, y podrían estar indicando algún tipo de dificultad relacionada con la maduración o aprendizaje.

Los principales signos de alerta en esta etapa son:

• No ha desarrollado la función simbólica de los objetos ni representativa mediante el juego.
• Su lenguaje es muy pobre o casi inexistente y poco comprensible.
• En los casos más extremos, no hay intención comunicativa, ni siquiera no verbal.
• Posee muy poca autonomía a la hora de realizar tareas sencillas, como por ejemplo quitarse y ponerse los zapatos.
• No anticipa las rutinas diarias a pesar de contar con rituales que se lo indican.
• No controla sus esfínteres ni pide ir al baño.
• Muestra cierto malestar cuando se encuentra en actividades y juegos colectivos con un grupo de iguales.
• No muestra un vínculo especial con las figuras de referencia.
• El juego se centra en deambular por el espacio, sin mostrar una atención clara hacia un juguete.
• Puede estar usando aquellos objetos o juguetes que le llaman su atención por tiempo limitado.
• Su comportamiento parece el de un niño o niña de menor edad.
• Hace poco caso a las órdenes sencillas y estas deben ser siempre muy evidentes.
• A nivel psicomotriz, posee un motricidad fina bastante inmadura.

A pesar de estas señales de alarma, siempre es preferible acudir a un/a pediatra para que realice una valoración personalizada, ya que cada persona se desarrolla de forma diferente y no tiene por qué haber involucrada una dificultad de desarrollo. De igual modo, el/la pediatra será quien se encargue de tomar las medidas pertinentes en el caso de observar alguna alteración más significativa.

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