Mi bebé duerme mal desde que toma cereales, ¿es normal?

Es probable que el bebé experimente dificultades para dormir al introducir cereales porque las digestiones se vuelven más pesadas. Aunque es común comenzar a ofrecer cereales a los 6 meses, el sistema digestivo aún es inmaduro para procesar alimentos distintos a la leche materna. Esto puede ocasionar malestares como pesadez, gases o incluso reflujo, afectando el sueño del bebé.

Además, para prolongar el sueño del bebé, a veces se le proporciona más cereal de lo recomendado, generando sensación de plenitud que impacta negativamente en su descanso. No obstante, es posible que las alteraciones en el sueño no estén vinculadas directamente a los cereales.

Entre los 4 y 6 meses, el bebé explora su entorno, experimenta nuevas vivencias y puede estar sobreestimulado, lo cual también puede influir en su patrón de sueño. En este artículo te explicamos Cómo y cuándo introducir cereales a un bebé.

En ocasiones, las madres y los padres del bebé pueden ofrecerle cereales por la noche con la esperanza de mejorar su sueño nocturno. No obstante, esto es solo un mito, pues no todos los bebés responden de manera positiva a esta práctica. En este sentido, mientras en algunos casos pueden alargar sus horas de sueño (si se despierten por hambre), en otros casos no se observan diferencias y tienen los mismos despertares, o incluso pueden despertar con mayor frecuencia.

Diversas investigaciones se han centrado en esta temática, pero ninguna de ellas ha avalado que dar cereales por la noche hace que el bebé duerma más y mejor. Sin embargo, un dato que sí es cierto es que el sueño del infante mejorará a medida que su cerebro vaya desarrollando.

Por otro lado, en este artículo te explicamos en detalle Cómo preparar un biberón con cereales.

La cantidad de veces al día en la que se le da cereales a un bebé depende de la edad y de las recomendaciones del pediatra. En líneas generales a partir de los 6 meses puedes comenzar a ofrecer cereales sin gluten como el arroz, el maíz y la soja, y a partir de los 8 meses los que contienen gluten, como trigo y avena.

En cuanto a la frecuencia, puedes iniciar dándole cereales dos veces al día, por las mañanas y por las noches. Por las mañanas, el cereal le aportará energía y por las noches, el bebé se sentirá más saciado, por lo que podría hacerlo dormir mejor al eliminar una toma nocturna, claro está, esto no es igual en todos los bebés.

Ante todo, procura adaptarte al horario que mejor le funcione a tu bebé y evalúa su respuesta a la introducción de cereales, así como de otros alimentos sólidos.

Existe la posibilidad que tu bebé no le gusten los cereales o no digiera bien algunos de ellos. Para saber si a tu bebé le sientan mal los cereales, valora estas señales:

• Observa si en el cereal se encuentran grumos: esto puede afectar la textura del cereal y hacer que el bebé los rechace, incluso provocar malas digestiones.
• Cambio de sabor de la leche: el bebé esta acostumbrado al sabor de la leche, si el cereal le cambia repentinamente el sabor, es posible que no quiera comerlo.
• Se muestra irritable luego de consumirlos: si a tu bebé le sienta mal los cereales, tendrá molestias digestivas. Observa si se muestra irritable luego de consumirlos, si su barriga se pone dura, expulsa gases y cambia las características de sus heces.
• Comienza a sufrir de estreñimiento: el tránsito intestinal puede hacerse más lento luego del consumo de cereales, porque estos absorben gran cantidad de agua. Esto provoca heces más duras que se acompañan de malestares propios del estreñimiento, como gases, cólicos y dolores estomacales.

Si tu bebé duerme mal desde que toma cereales, lo recomendable es que lo consultes con el pediatra. El especialista puede guiarte en cuanto al tipo de cereal a elegir y la cantidad que ofreces antes de acostarlo. Por otro lado, no debes descartar que se trate de cambios naturales del sueño del bebé. Por ello, refuerza las medidas para favorecer su descanso, como buscar un ambiente adecuado, eliminar distracciones como ruido o la luz y evitar la sobreestimulación.

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