Por qué a un bebé le suenan mucho las tripas

Esos ruidos que puedes escuchar de la tripita de tu bebé mientras le estás amamantando son debidos a las contracciones que se producen en los intestinos. Cuando la leche llega hasta el estómago vacío del bebé, se desencadena una serie de movimientos en el tracto gastrointestinal que producen una serie de sonidos, sobre todo desde el intestino grueso, a medida que va pasando el alimento por todo el recorrido del aparato digestivo. El intestino, al tratarse de un órgano hueco emite aún más sonidos que nosotros desde fuera somos capaces de escuchar.

Además, la leche materna es tan digestiva que los niños y niñas que se alimentan de ella muy a menudo defecan tras cada toma, en especial si aún son muy pequeños, produciendo aún más ruidos al evacuar.

En principio no hay de qué preocuparse, ya que el conjunto de ruidos y sonidos nos hace saber que el tracto digestivo está funcionando con total normalidad.

Los ruidos intestinales son los llamados borborigmos, que se producen generalmente durante el proceso de digestión. No aparecen necesariamente cuando el bebé tiene hambre.

Estos ruidos que hace el estómago de un bebé recién nacido pueden estar causados por varios motivos:

1. Por la realización de la digestión de la leche que han tomado, ya sea de pecho o de biberón. Las digestiones producen movimientos en el tubo digestivo que hacen que suenen.
2. Debido a la propia inmadurez de su sistema digestivo. Los bebés recién nacidos son aún tan pequeños que necesitarán todavía un tiempo para que termine de madurar por completo.
3. Producidos por gases o cólicos. El cólico del lactante es una afección en la que el bebé va acumulando aire durante las tomas, ya sea por una mala posición, por estrés o por un cambio de leche si se le está alimentando con leche de fórmula. En estos casos, además de escuchar esos ruidos el niño o niña está muy irritable y tiene un llanto inconsolable. En estas situaciones se recomiendan los masajes sobre su tripa con la mano, realizándolos en sentido de las agujas del reloj para aliviar los gases.

Como hemos visto antes, en la mayoría de los casos está ocasionado por la misma inmadurez de los intestinos del bebé, siendo completamente normal y fisiológico. Cuando los ruidos son bastante fuertes y nosotros mismos los podemos escuchar desde fuera, se denominan ruidos hiperactivos, como cuando los adultos tenemos hambre y “nos suenan las tripas” de forma involuntaria.

Sin embargo, los padres deberán estar atentos ante cualquier cambio que se produzca, y anotar las horas a las que se producen, si coinciden con las tomas o no y si se acompañan de otros síntomas, ya que a veces estos ruidos pueden llegar a ser muy frecuentes y fuertes porque por alguna razón las contracciones del intestino se vuelven más intensas.

En estos casos conviene consultarlo con el pediatra por si se necesita algún tipo de tratamiento, ya que el aumento repentino en frecuencia y en volumen de los ruidos intestinales puede indicar algún problema, especialmente si aparecen más síntomas, como alguna alergia alimentaria, enfermedad de Crohn, una obstrucción intestinal o una úlcera.

Como el intestino se encuentra hueco por dentro, en el momento en que comienzan a pasar los restos de alimento se produce un sonido que se asemeja al ruido que hacen las tuberías, como si estuviera pasando el agua por una cañería.

En general esto carece de importancia, pero se deberá vigilar la posible presencia de otros síntomas en el bebé, como por ejemplo si se acompaña de vómitos, diarrea, fiebre, gases, estreñimiento o aparición de sangre en las heces. Si se da esta situación, lo mejor es que el médico lo valore para dar su diagnóstico y pautar un tratamiento eficaz.

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