Dolor de ingle en las primeras semanas del embarazo: causas y cuándo preocuparse

Por lo general, el dolor de ingle es normal durante las primeras semanas de embarazo. Se presenta como una molestia leve y punzante y puede sentirse en uno o ambos lados. Este dolor está relacionado con cambios normales de la gestación y el efecto de las hormonas. Sin embargo, en casos más raros, también podría ser una señal de alarma por algún problema de salud más serio.

El dolor puede ser intenso o tipo cólico, similar al de la menstruación, y puede aparecer y desaparecer. Cuando el dolor no es intenso ni persistente, generalmente no es motivo de preocupación. Se presenta porque los huesos y ligamentos deben adaptarse para que el bebé se sienta cómodo en el vientre de su madre mientras crece. Estos síntomas pueden aparecer en los primeros tres meses del embarazo y continuar durante varios meses después del nacimiento.

El dolor de la ingle está relacionado con los cambios hormonales, anatómicos y mecánicos que ocurren en el cuerpo durante el embarazo. Las causas es un conjunto de factores que son diferentes para cada mujer. Las causas más comunes de dolor en la ingle en las primeras semanas de embarazo son:

• Condiciones normales del embarazo: por ejemplo la presión del bebé sobre la pelvis o efecto los cambios hormonales. Como la relaxina, una hormona secretada por la placenta que aumenta la flexibilidad de las articulaciones y la progesterona, que hace que los ligamentos y las articulaciones se aflojen. Ambas efectos pueden provocar dolor.
• Crecimiento del útero: el útero comienza a ejercer presión sobre los ligamentos y nervios del muslo, causando dolor. De igual modo, a medida que el útero crece, el ligamento redondo (la estructura que sostiene el útero) del útero también se estira, lo que puede provocar dolor en la ingle.
• Infecciones del tracto urinario: Las infecciones del tracto urinario son comunes en mujeres embarazadas y pueden causar dolor en la ingle. Cuando aparecen los primeros síntomas de una infección del tracto urinario, se debe llamar o visitar a un médico/matrona para que realice las pruebas necesarias y prescriba el tratamiento adecuado, ya que este tipo de infección puede aumentar las posibilidades de parto prematuro.
• Embarazo ectópico: Un embarazo ectópico ocurre cuando el óvulo fertilizado se implanta fuera del útero. El dolor en la ingle es un síntoma común de un embarazo ectópico. Es importante acudir al médico para una revisión, porque esto puede suponer un riesgo grave para la salud de la madre.
• Problemas musculares u óseos: Problemas como dolor en la ingle o bursitis pueden causar dolor en la ingle. La matrona nos dará consejos sobre cómo aliviar estos síntomas, dependiendo de la causa y los analgésicos permitidos.
• Ciática: la ciática es un dolor en la zona lumbar que aparece en la mayoría de los casos durante el segundo trimestre del embarazo, y continúa hasta los últimos tres meses de embarazo. En estos casos, la reeducación postural, el ejercicio regular, la fijación de la cintura pélvica o técnicas alternativas como la fisioterapia o la osteopatía pueden resultar útiles para aliviar los síntomas. Sin embargo, es importante consultar a un fisioterapeuta con experiencia en el tratamiento de embarazadas.

Si el dolor es muy agudo, el especialista puede recomendar reposo, analgésicos, fisioterapia para fortalecer los músculos abdominales, colocación de compresas locales frías o calientes o acupuntura.

Causas de riesgo del dolor de ingle en el embarazo

En algunos casos menos comunes, el dolor de cadera puede ser señal de un problema más grave, como por ejemplo:

• Apendicitis: La apendicitis es una inflamación del apéndice, un pequeño órgano ubicado en la parte inferior derecha del abdomen. Se necesita evaluación médica y cirugía. Si quieres saber más información sobre este tema, aquí te explicamos Qué pasa si tengo apendicitis en el embarazo.
• Hernia inguinal: una hernia inguinal es un bulto que se forma en la ingle, cuando parte del intestino u otro órgano del abdomen atraviesa una abertura en la pared abdominal. Se necesita evaluación médica y cirugía.
• Quiste ovárico: un quiste ovárico es un saco lleno de líquido que se forma en el ovario. El dolor en la ingle puede ser un síntoma de quistes ováricos.

A continuación te ofrecemos algunos consejos que esperamos te ayuden a aliviar el dolor de ingle, durante las primeras semanas de embarazo:

• Descansa: el descanso es importante para reducir la presión sobre el muslo.
• Aplica compresas frías o calientes: si lo haces directamente en el área dolorida puede ayudar a aliviar el dolor.
• Realiza ejercicios de estiramiento: Los ejercicios de estiramiento para el área de la ingle pueden ayudar a reducir la tensión y el dolor.
• Evita los movimientos bruscos: por ejemplo, al subir y bajar del coche, subir o bajar escaleras o levantar objetos pesados. Lo mejor es realizar los movimientos lenta y cuidadosamente y evitar realizar actividades que te causen dolor.
• Usa una faja de maternidad: esto te ayudará a sostener el útero y aliviar la presión sobre el muslo.
• Practica natación: la natación es el ejercicio más recomendado para las embarazadas, pero debemos evita nadar estilo braza y cualquier movimiento brusco.
• Realiza ejercicios de Kegel: realizar ejercicios de Kegel y ejercicios de fortalecimiento abdominal de forma regular, aunque siempre bajo la supervisión de un especialista. Esto ayuda a reducir la carga extra sobre la pelvis durante el embarazo.
• Analgésicos: en algunos casos, su médico puede recomendarte tomar analgésicos disponibles sin receta, como paracetamol o ibuprofeno.

En el siguiente artículo te explicamos en detalle Qué son los ejercicios de Kegel y cómo realizarlos en el postparto.

Es importante consultar a un médico inmediatamente, si experimenta los siguientes síntomas:

• Dolor intenso o persistente en el área de la ingle.
• El dolor se irradia hacia la pierna
• Fiebre
• Vómitos y náuseas
• Sangrado vaginal
• Dificultad para caminar

Recuerda que el dolor de ingle, es un síntoma habitual en las primeras semanas de embarazo, siendo leve y pasajero en la mayoría de los casos. Sin embargo, es importante consultar a un médico si el dolor es intenso o persistente o si se presenta con otros síntomas como fiebre, sangrado vaginal o dificultad para caminar.

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