Mi bebé no se ríe: por qué y qué hacer

La sonrisa es un gesto o mueca que aparece en la cara y que, por regla general, indica bienestar y aceptación. Los bebés pueden comenzar a sonreír con intencionalidad sobre la tercera semana de nacimiento. Es un tipo de sonrisa que significa que se encuentra cómodo y satisfecho.

La risa, sin embargo, es la capacidad de que una situación pueda provocar carcajadas. Esta tiene una aparición más tardía en la vida del bebé, suele ser sobre el sexto mes de vida. Descubre juegos para bebés de 6 meses. Los progenitores sienten una gran emoción cuando ven a sus hijos sonreír, pero la sensación ante una carcajada es de disfrute y satisfacción, pues es un hito evolutivo importante y muy positivo.

Con el tiempo los bebés van incorporando una mayor intencionalidad a sus gestos, por lo que no es de extrañar que vayan siendo más selectivos a la hora de sonreír y a quién le dedican sus sonrisas.

Cómo se llama la risa de un bebé

Sobre la risa, comienza la denominada sonrisa anticipatoria, su nombre se debe a que esta ocurre antes de que se produzca la situación que provoca risa. La imitación es un factor que juega a favor para provocar la risa en el bebé.

Si tu bebé tiene más de 5 semanas y no sonríe, o más de 6 meses y todavía no ha soltado su primera carcajada, no hay ningún motivo de preocupación. El desarrollo del bebé está muy delimitado en tiempos y, a veces se nos olvida, que cada persona somos única, con nuestros ritmos de aprendizaje y nuestra adquisición de hitos evolutivos.

Como hemos señalado anteriormente, el ritmo de desarrollo de cada niño es independiente y único. No pueden saltar las alarmas si un bebé de dos meses aún no ha sonreído, pues quizá su desarrollo motor esté más inmaduro y antes de que aparezca la sonrisa hay que poner en funcionamiento otros músculos faciales.

Sobre el año y medio o dos años aparece en la vida del niño uno de los acontecimientos más importantes, el lenguaje verbal; éste viene precedido por el lenguaje corporal y las expresiones faciales. En definitiva, el niño durante el primer año de vida ha ido desarrollando la intención comunicativa.

Tanto la sonrisa como la risa son conectores sociales que permiten la interacción y comunicación con las personas próximas en la vida del bebé, por lo tanto, tratará de reír y sonreír para captar la atención de todos aquellos que estén a su alrededor. El niño pronto comienza a relacionar medios y fines, percatándose de que la sonrisa suele estar socialmente aceptada, no dudando en utilizarla para conseguir mimos, afecto y caricias. En este artículo, verás cómo hacer reír a un bebé.

Si hay gestos sociales como lo es la sonrisa que no han aparecido en el bebé sobre los 18 meses, puede deberse a una ausencia de intención e interpretación comunicativa, y es aquí donde podría comenzar la preocupación de los padres.

¿Por qué no se ríe mi bebé? La ausencia comunicativa del niño cuando está próximo a cumplir los dos años puede deberse a un retraso madurativo, necesitando la correspondiente y adecuada estimulación para desarrollar conductas sociales en el niño.

Sin embargo, también puede responder a algún síntoma relacionado con la aparición de un síndrome como puede ser TEA, Trastorno del Espectro Autista que presenta los siguientes síntomas:

• La ausencia de intención comunicativa por parte del niño.
• Dificultad para establecer contacto visual.
• Juegos y movimientos repetitivos.
• Llevan mal los cambios o salirse de su rutina establecida.
• No responden con sonrisas cuando les sonríen.

¿Qué hacer si mi bebé no ríe? Si tiene alrededor del año y medio y no responde con sonrisas o su interacción con las personas próximas a él o su grupo de iguales, es prácticamente nula, hay que intervenir. Lo principal es que, como progenitores, el foco se ponga siempre en la solución y nunca en la adversidad. Si el desarrollo del bebé puede estar sufriendo algún tipo de alteración o no responde como debería al estímulo social, hay que buscar la manera de estimular la carencia.

La estimulación temprana es una de claves. Descubre cómo estimular a un bebé de 6 meses. Además, es recomendable hablar con un profesional que pueda valorar el caso particular del niño e intervenir desde edades precoces. Esta intervención o diagnóstico prematuro puede hacer que el desarrollo y los resultados en el niño sean mucho más ágiles y beneficiosos que si se acude a un especialista cuando el niño es mayor.

Es importante escuchar a los profesionales que se dedican a la infancia. Si detectan algún comportamiento que les llame la atención, hay que tratar de ser receptivo en beneficio del niño. Sea cual sea el diagnóstico, pueden obtenerse grandes resultados y avances, siendo fundamental el apoyo, asesoramiento e intervención de un profesional como pueda ser un pediatra, pedagogo, psicólogo o maestro de educación especial.

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