¿Puedo tomar probióticos durante la lactancia?

Los probióticos son principalmente bacterias beneficiosas que se encuentran de forma natural en ciertos alimentos y suplementos nutricionales que han ganado popularidad en los últimos años. Estos microorganismos son esenciales para mantener un equilibrio saludable de la flora intestinal, mejoran la digestión, refuerzan el sistema inmunológico y protegen contra infecciones.

Se pueden obtener de diversas fuentes alimenticias, pero sobre todo de productos lácteos fermentados como el yogur, el kéfir y el queso. También se encuentran en alimentos fermentados no lácteos como el chucrut, el kimchi, el miso y el tempeh. Además, los suplementos probióticos están disponibles en forma de cápsulas, tabletas y polvos y pueden contener múltiples cepas de bacterias.

En general, es seguro tomar probióticos durante la lactancia. De hecho, existe una creciente evidencia científica de que pueden beneficiar tanto a la madre como al bebé. Sin embargo, es importante consultar con un médico o especialista en lactancia antes de iniciar cualquier suplemento nutricional.

El microbioma de la madre cambia naturalmente durante el embarazo debido a factores externos y al propio embarazo, y puede afectar la salud del bebé. En este sentido, tomar probióticos puede ayudar a equilibrar el microbioma y, según algunos estudios, puede reducir el riesgo del bebé de desarrollar trastornos inmunológicos^[1].

El embarazo y la lactancia son puntos importantes de interacción, entre las bacterias intestinales de la madre embarazada y lactante y el microbioma del niño, y la ingesta de probióticos durante el embarazo y la lactancia puede potenciar el desarrollo del sistema inmunológico del bebé, reduciendo así la probabilidad de desarrollar trastornos relacionados con el sistema inmunológico, como piel seca o picazón.

¿Qué alimentos seguros durante la lactancia contienen probióticos?

Algunos alimentos contienen probióticos de forma natural y son seguros para consumir durante la lactancia:

• Yogur natural: el yogur es una de las fuentes más conocidas de probióticos. Asegúrate de elegir yogur natural sin azúcar añadido y con cultivos vivos y activos.
• Kéfir: esta bebida fermentada es rica en probióticos y puede ser una excelente opción para las madres lactantes.
• Chucrut: este alimento fermentado a base de col contiene una gran variedad de bacterias beneficiosas.
• Kimchi: este condimento coreano fermentado es rico en probióticos y puede añadir un toque de sabor a tus comidas.
• Miso: esta pasta de soja fermentada es un ingrediente clave en la cocina japonesa y contiene probióticos beneficiosos.

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Los probióticos pueden proteger frente a infecciones y reducir la incidencia de este tipo de trastornos cuando no es posible la lactancia materna. Hasta la fecha, estudios realizados con Lactobacillus rhamnosus (LGG), la cepa más comúnmente investigada, han demostrado la efectividad de los probióticos para disminuir la incidencia de infecciones por rotavirus y reducir la duración de la diarrea.^[4].

Los probióticos presentes en la leche materna también aportan una alternativa valiosa en el tratamiento de infecciones durante la lactancia, con un efecto protector particularmente notable frente a procesos alérgicos tanto en lactantes como en adultos. Durante los primeros seis meses de vida, se ha observado que el consumo de probióticos mejora la tasa de crecimiento infantil, probablemente al optimizar la absorción de nutrientes.

Los bebés amamantados tienen un microbioma intestinal más saludable que aquellos alimentados con fórmula. En parte, esto se debe a la presencia de bacterias lácticas en la leche materna, así como a los factores bifidogénicos que promueven un mayor crecimiento de lactobacilos. Además de los alimentos, existen suplementos probióticos diseñados específicamente para mujeres embarazadas y en período de lactancia.

Estos suplementos suelen contener cepas de lactobacilos y bifidobacterias, que son las bacterias más comunes en el intestino humano. Numerosos estudios demuestran que los lactobacilos y bifidobacterias ejercen efectos opuestos sobre el crecimiento de patógenos.

Estas bacterias colonizan de manera competitiva la mucosa intestinal del bebé, lo que impide la adhesión de microorganismos patógenos. Asimismo, se genera una competencia por los nutrientes, lo que limita el crecimiento de estos patógenos.

Por qué tomar probióticos para la mastitis

Se cree que la administración oral de probióticos en mujeres en el período posparto temprano modifica la composición de la microbiota de la glándula mamaria y, por lo tanto, reduce el riesgo de infección y enfermedad.

Por ello, si sufres de mastitis, un profesional de la salud puede recomendarte un probiótico específico para ayudar a restaurar el equilibrio de la flora bacteriana en el pecho y reducir el riesgo de nuevas infecciones. Con la evidencia actual, se puede argumentar que el uso de probióticos como tratamiento alternativo para la mastitis en humanos puede ser eficaz^[4].

La presencia de diferentes cepas de lactobacilos en la leche materna de mujeres con mastitis, después de la administración oral de probióticos y la respuesta antiinflamatoria, se acompañó de una reducción significativa de las bacterias en la leche y de una mejora de los importantes síntomas característicos observados en estas mujeres, debido a los efectos de estos lactobacilos^[5].

La leche materna es una fuente importante de bacterias ácido-lácticas con capacidad probiótica. Las cepas que se extraen de la leche materna cumplen con acciones protectoras para el bebé, tales como: antiinfecciosas o inmunomoduladoras. Otros efectos incluyen los siguientes:

• Mejoran la salud intestinal: los probióticos pueden ayudar a prevenir y tratar problemas digestivos comunes en las madres lactantes, como el estreñimiento y las molestias estomacales.
• Fortalecen el sistema inmunológico: los probióticos pueden ayudar a fortalecer el sistema inmunológico de la madre y del bebé, protegiéndolos contra infecciones.
• Reducen los cólicos en el bebé: algunos estudios sugieren que los probióticos pueden ayudar a reducir los cólicos y las molestias digestivas en los bebés.
• Previenen de alergias: los probióticos pueden ayudar a prevenir el desarrollo de alergias en los bebés.

En general, los probióticos son seguros para la mayoría de las mujeres lactantes. Sin embargo, existen algunas excepciones:

• Sistema inmunológico comprometido: si tienes un sistema inmunológico debilitado, es importante consultar a tu médico antes de tomar probióticos.
• Infecciones graves: si tienes una infección grave, debes evitar los probióticos hasta que tu médico te indique lo contrario.
• Alergia a los probióticos: aunque es raro, algunas personas pueden ser alérgicas a los probióticos.

Los efectos beneficiosos que se obtienen regulando la salud gastrointestinales y modulando la absorción de nutrientes, son muchos. Sin embargo, es recomendable tomar las siguientes precauciones:

• Consulta a tu médico: antes de comenzar a tomar cualquier suplemento probiótico, es importante consultar a tu médico o a un especialista en lactancia.
• Elige un producto de calidad: busca productos que contengan cepas probióticas bien estudiadas y que hayan sido fabricados bajo estrictas normas de calidad.
• Sigue las instrucciones del fabricante: sigue cuidadosamente las instrucciones del fabricante en cuanto a la dosis y la forma de administración.
• Sé paciente: los beneficios de los probióticos pueden tardar varias semanas en manifestarse.
• Sigue una dieta variada: incorpora a tu dieta una variedad de alimentos fermentados para obtener una amplia gama de probióticos.

En definitiva, los probióticos pueden ser un complemento beneficioso para la dieta de las madres lactantes. No obstante, es importante consultar a un profesional de la salud antes de comenzar cualquier suplementación. Al elegir los probióticos adecuados y seguir las recomendaciones de tu médico, podrás disfrutar de todos los beneficios que estos microorganismos pueden ofrecer para ti y tu bebé.

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