Por qué mi hijo tiene un amigo imaginario y qué hacer
El término "amigo imaginario" te puede resultar muy familiar, pues es un aspecto muy extendido que aparece durante la infancia. A pesar de ser una cualidad propia de la infancia, la forma que los adultos han tenido de gestionar la aparición del amigo imaginario ha sido muy diferente a lo largo de los tiempos, desde considerarlo un aspecto del desarrollo que debe ser analizado por un médico a normalizar su aparición.
Aunque en la actualidad es un rasgo infantil muy normalizado, lo cierto es que puede haber algunas situaciones en las que sea necesario consultar a un profesional. En este artículo de paraBebés respondemos a la pregunta sobre por qué mi hijo tiene un amigo imaginario y qué hacer.
¿Es normal tener un amigo imaginario?
La respuesta es rotundamente sí. El amigo imaginario es un aspecto propio de la infancia muy común en niños y niñas que desaparece con el tiempo. Un estudio realizado por la Universidad de Washington determinó que dos de cada tres niños tienen amigos imaginarios.
Es común que aparezcan entre los 2 y los 8 años y que, en este transcurso de tiempo, aparezcan y desaparezcan hasta que lo hacen definitivamente. Su apariencia varía, pudiendo ser muñecos o peluches, aunque generalmente son personajes inventados como superhéroes, animales, objetos o niños.
Por qué aparecen los amigos imaginarios
No hay un motivo que explique la aparición de los amigos imaginarios, aunque sí hay factores que repercuten. Los vemos a continuación:
- Hijos/as únicos: el estudio realizado por la Universidad de Washington señaló que el 70% de los niños y niñas que tenían un amigo imaginario eran hijos únicos. Este hecho se relaciona con la soledad que pueden sentir los hijos que no tienen hermanos y buscan la presencia de un personaje con el que jugar y compartir experiencias.
- Familia sin niños/as: cuando en la familia no hay más niños y suelen relacionarse en un ambiente donde hay más adultos. La búsqueda de un igual puede desencadenar en la aparición de un amigo invisible. Este estudio no quiere decir que los hijos únicos tengan por norma un amigo imaginario, sino que por sus circunstancias de no compartir juego en el hogar con un igual, son más propensos a crearlo.
- Niños/as muy creativos: los amigos imaginarios están muy relacionados con niños y niñas que poseen una gran creatividad, sensibilidad, que desarrollan una fuerte capacidad empática o que tienen buenas habilidades comunicativas. El indicador más importante en la creación y desarrollo de un amigo invisible proviene, especialmente, de la creatividad.
Los amigos imaginarios no son para siempre y, normalmente, sobre los 7 u 8 años suelen desaparecer. Según la teoría del desarrollo cognitivo de Piaget, el motivo es que, a partir de los 7 años, los niños comienzan un nuevo estadio intelectual denominado de las operaciones concretas, donde la razón alcanza un gran protagonismo y la posibilidad de tener un amigo imaginario pierde fuerza y sentido.
Este hecho hay que unirlo con el desarrollo de las relaciones de amistad, las cuales cada vez van teniendo una mayor importancia en la vida de los niños y niñas. Por ello, cada vez escogen pasar más tiempo con sus amigos reales que con los imaginarios.
Cuándo preocuparse por la permanencia de un amigo imaginario
Hasta no hace mucho tiempo, el comportamiento tener un amigo invisible era sinónimo de llevar al niño a la consulta de un especialista. ¿Qué significa que un niño tenga un amigo imaginario? Hoy en día, se considera algo normal que forma parte del desarrollo evolutivo del pequeño o la pequeña. De hecho, se considera que los amigos imaginarios les ayudan a gestionar emociones, controlar su ira, resolver conflictos y miedos y a entrenar las habilidades sociales.
Aun así, hay algunos indicadores que pueden señalar la necesidad de preguntar a un profesional en caso de que tu hijo/a tenga un amigo imaginario:
- Culpa al amigo imaginario: esto sucede cuando el niño o la niña, con la finalidad de eximir su responsabilidad, culpa al amigo invisible de sus acciones y comportamientos. Esto puede llegar a convertirse en un problema porque evita enfrentarse a la realidad y a las consecuencias de sus actos.
- Conversaciones con el amigo imaginario: hay que prestar atención al tipo de conversaciones que mantiene con el amigo invisible, pues, en algunas ocasiones, no tratan temas normales y estos pueden indicar algún conflicto o frustración no gestionada.
- Conductas agresivas o violentas: cuando el niño o la niña desarrolla comportamientos violentos porque su amigo invisible se lo pide o porque es la forma que tiene de relacionarse con él y se alarga en el tiempo. En estos casos, es necesario consultar a un profesional, pues esto puede derivar en consecuencias muy negativas como, por ejemplo, las autolesiones.
- No juega con el grupo de iguales: aunque tengan un amigo invisible, los niños deben preferir jugar con sus amigos reales. Cuando esto no ocurre y la tendencia es aislarse con el amigo imaginario, es aconsejable preguntar a un profesional.
- Pasados los 8 o 9 años continúa con el amigo invisible: aunque no tiene una edad concreta para que desaparezca, el nivel de desarrollo cognitivo que tiene un niño de 8 o 9 años hace que el tema de los amigos imaginarios pierda interés y significado.
Qué hacer si mi hijo tiene un amigo imaginario
Si tu hijo/a tiene un amigo imaginario y no muestra ninguno de los aspectos mencionados anteriormente, la actitud que debes adoptar es la de respeto. Los amigos imaginarios tal como un día surgen en la vida del infante también desaparecen.
Por lo tanto, puedes visualizarlo como que tu pequeño/a tiene mucha creatividad, la necesidad de entrenar sus habilidades sociales o la necesidad de gestionar emociones, como el miedo o la tolerancia a la frustración. Si es así, en este artículo verás cómo trabajar las emociones en los niños y las niñas.
En ningún caso hay que criticar, ridiculizar o regañar por la presencia de un amigo imaginario. La actitud ha de ser tolerante, aunque también observadora, para evitar cualquier situación que pueda indicar que hay un problema de fondo no resuelto.
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- Ancona, E. F. Y. (2007). Psicodiagnóstico clínico del niño (3.a ed.). Editorial El Manual Moderno.