Educación infantil

Los niños no quieren jugar con mi hijo, ¿por qué y qué hacer?

 
Lorena García Vega
Por Lorena García Vega. 15 enero 2021
Los niños no quieren jugar con mi hijo, ¿por qué y qué hacer?

Lo más importante para cualquier padre es que sus hijos sean felices. Dentro de esta amplia definición, entra que estén sanos, que jueguen, que disfruten de cada momento de la vida, que aprendan y, por supuesto, que posean buenas habilidades sociales y no tengan dificultades para hacer amigos y relacionarse con otras personas.

En ocasiones, los niños o las niñas no se sienten aceptados dentro de su círculo de iguales, pudiendo ser rechazados o no tenidos en cuenta en los juegos, celebraciones y otras actividades que se desarrollen. Esta situación, además de no ser entendida por el niño, le puede hacer sentir muy mal e incluso afectar a su autoconcepto. Por otra parte, para los padres tampoco es una situación agradable, que deben tratar de manejar de la forma más beneficiosa para su hijo. En este artículo de paraBebés, abordamos la situación de los niños no quieren jugar con mi hijo, ¿por qué? y qué puedo hacer.

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Índice

  1. ¿Es normal que mi hijo/a no tenga amigos en el colegio?
  2. ¿Por qué los niños no quieren jugar con mi hijo/a?
  3. Qué hacer cuando dejan de lado a tu hijo/a

¿Es normal que mi hijo/a no tenga amigos en el colegio?

Los niños y las niñas acceden a un nuevo círculo social, que va a durar muchos años, cuando comienzan a ir a la escuela. Se tienen que adaptar a él y hay una serie de normas que van a permitir que cada miembro cumpla su doble objetivo de pertenencia e importancia a dicho grupo. Desde edades tempranas, los pequeños y pequeñas van adquiriendo habilidades sociales para satisfacer dichos objetivos. De esta forma lograrán sentirse integrados, podrán ser tenidos en cuenta y disponer de la libertad suficiente para poder aportar al grupo sus opiniones.

Sin embargo, esto no siempre es así. En ocasiones, el niño se siente rechazado porque su grupo de iguales no quiere jugar con él. Ante esta situación, el adulto debe valorar a qué se debe y si puede ser una circunstancia puntual o si se repite de forma habitual.

Los menores están comenzando a interactuar con su medio social. Si algo no quieren o no les apetece no dudan en manifestarlo. Los niños y niñas no entienden la ironía y no miden las palabras. Esto es producto de que están desarrollando su personalidad y poniendo en prácticas sus habilidades sociales. Así pues, están modulando su comportamiento con el medio, siendo preferible que sean los niños o niñas quienes vayan tomando sus decisiones y gestionando sus conflictos. Se les puede acompañar, desde la perspectiva de ofrecerles estrategias más amables para que ningún niño se sienta mal, con la intención de resolverles la situación.

Es importante que, desde los primeros años de escolarización, se inculque en el grupo de iguales valores de aceptación y respeto hacia todas las personas y a verbalizar o expresar el por qué de las decisiones que tomamos. En este artículo, te contamos cómo educar en valores a los niños.

¿Por qué los niños no quieren jugar con mi hijo/a?

Percatarse de que tu hijo ha sido excluido de un juego no es una situación agradable. El instinto protector de un padre impulsa a participar en la situación tratando de defender a su pequeño o pequeña sin que salga herido. Sin embargo, es necesario que el niño sea capaz de solucionar las situaciones que va viviendo de forma autónoma. Esto le dotará de las herramientas y estrategias de sociabilización que tanto necesita. Una buena forma que los padres tienen para acompañar a sus hijos, si estos han sido rechazados, es que analicen el por qué.

Pero ¿por qué los niños no quieren jugar con mi hijo/a? A continuación, verás posibles contextos que pueden provocar esta situación.

  • Los mismos niños los que han preferido estar solos y luego no han sido tomados en cuenta.
  • Quizá haya peleado con un amigo y este le haya excluido del juego en señal de venganza, teniendo que ser ellos los que solucionen el conflicto.
  • Puede ocurrir que el líder del grupo aísle al pequeño o la pequeña o que sea el propio niño el que no dispone de herramientas para acceder al grupo, quizá por su timidez o por ser muy introvertido.

Para cualquier tipo de situación, los padres deben hablar con sus hijos y conocer los motivos por los que no ha sido tenido en cuenta en el juego. Es importante tratar de buscar posibles soluciones para que esta situación cambie, implicando en todo momento a los hijos. Si de forma habitual son excluidos del juego, los padres deben tomar cartas en el asunto y hablar con los profesores para que se pueda llegar a una solución.

No es recomendable que los padres actúen directamente dentro del círculo de amigos, pues lejos de solucionar el conflicto lo podrían agravar. Hay que capacitar al menor sobre su competencia de solucionar los problemas de forma autónoma. Para ello, descubre qué es el refuerzo positivo en niños y ejemplos.

Qué hacer cuando dejan de lado a tu hijo/a

Que los padres no interfieran directamente en una situación en la que su hijo ha sido excluido, no es sinónimo de no actuar o de quedarse con los brazos cruzados esperando a ver cómo el niño gestiona la situación. Os proponemos una serie recomendaciones sobre qué hacer cuando dejan de lado a tu hijo/a que ayuden al menor a resolver la situación:

  • Capacidad empática: es recomendable hablar con el niño o la niña para que cuente qué es lo que ha ocurrido y por qué ha sido excluido del juego. La postura de los padres no debe ser la de restar importancia a la situación, ni tampoco la de inmiscuirse. Lo más apropiado es conocer el escenario de forma objetiva y tratar de llegar a soluciones que el menor pueda aplicar. En el siguiente artículo encontrarás información sobre cómo practicar la empatía.
  • Sin sentimientos de culpabilidad: a veces los padres se sienten culpables de que sus hijos sean rechazados y no quieran jugar con ellos. A veces van más allá y consideran que esto pueda afectar en su vida adulta. Los menores están aprendiendo y se están adaptando a su medio social y es normal que haya situaciones de este tipo. Cuando la situación se agrava o se alarga en el tiempo, es necesario hablar con el centro educativo y actuar sobre la situación desde la perspectiva del niño excluido y del niño que excluye, que normalmente ha adquirido un rol de líder negativo.
  • Favorecer la autonomía: Permitir al niño que vaya gestionando pequeñas tareas y situaciones le va a ayudar en la formación de su autoconcepto. Se verá capaz de resolver los conflictos de forma autónoma y sin necesidad de involucrar a los adultos. Para situaciones relacionadas con la aceptación e inclusión de su grupo de iguales, la comunicación entre padres e hijos es fundamental, ayudándoles a encontrar soluciones amables y respetuosas a sus conflictos.
  • Coordinación familia- escuela: es preferible actuar pronto y poner en preaviso a la escuela si los padres observan que su hijo no está siendo aceptado. Si la escuela trabaja en colaboración con la familia y viceversa, se pueden solucionar situaciones antes de que lleguen a ser problemas.

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Bibliografía
  • Vega, G. L. (2020a). Castigar no es educar: Todas las ventajas de la Disciplina Positiva. La Esfera de los Libros.

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