Semillas prohibidas en el embarazo
La nutrición durante el embarazo es un tema muy importante, ya que los alimentos que consume la madre se transmitirán al bebé que se está formando. Por este motivo, algunas embarazadas se preguntan qué alimentos deben comer y cuáles no. En líneas generales, al considerar una dieta saludable, las semillas pueden ayudar a satisfacer la necesidad de ciertos nutrientes, que son esenciales para el adecuado desarrollo del bebé. Ya que contienen algunas vitaminas, como el ácido fólico, la B12 y minerales como el hierro, el yodo, el calcio.
Uno de los mitos más comunes es que las semillas están prohibidas y no deberían comerse. Con la intención de que te beneficies de su valor nutricional y puedas consumir las que son adecuadas en esta etapa y tengas precaución con las que no, hemos preparado el siguiente artículo de paraBebés de las semillas prohibidas en el embarazo.
- Semillas de lino
- Semillas de cáñamo
- Semillas de amapola
- Semillas de borraja
- Semillas de onagra
- Semilla de grosella negra
- Semillas de papaya verde
- Semillas de Angelica sinensis
- Semillas de ricino
- Semillas de calabaza
- ¿Qué semillas puede comer una mujer embarazada?
1. Semillas de lino
Debido a la falta de investigaciones confiables y a que algunos estudios sugieren que el consumo de linaza en los dos últimos trimestres del embarazo se asocia con un mayor riesgo de parto prematuro, se recomienda no consumirla en ninguna etapa del embarazo, ya que la información sobre la seguridad de esta semilla es variable. Las semillas de lino contienen lignanos, compuestos que pueden interferir con la absorción de algunas hormonas.
Esto ha sido observado en estudios de laboratorio realizados en animales, pero lamentablemente hay poca información disponible sobre su impacto en humanos, debido a restricciones éticas. A partir de estos datos, algunos autores señalan que el consumo de semillas de lino y aceite de linaza podría estar contraindicado durante el primer trimestre del embarazo debido a los efectos de estos compuestos en el desarrollo fetal en esta etapa.[1]
Otros estudios indican que el aceite de linaza no presenta riesgos durante el segundo y tercer trimestre del embarazo, aunque señalan que se necesita más investigación para confirmar estas evidencias.[2]Finalmente, algunos estudios advierten que las semillas de lino podrían ser peligrosas durante el embarazo debido a sus leves efectos hormonales, pero añaden que los ensayos realizados sobre sus efectos son poco confiables, lo que hace que los resultados sean limitados. También mencionan que consumir aceite de linaza durante el segundo o tercer trimestre podría aumentar el riesgo de parto prematuro.[3]
2. Semillas de cáñamo
Las semillas de cáñamo son ricas en ácidos grasos omega-3, pero también contienen pequeñas cantidades de tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente psicoactivo de la marihuana (cannabis).
Aunque estas cantidades son mínimas y no producen efectos psicoactivos, se recomienda consultar al médico antes de consumirlas durante el embarazo, para evitar posibles complicaciones y riesgos para el bebé.
3. Semillas de amapola
Las semillas de amapola provienen de la planta del mismo nombre, utilizada en la preparación de diversos alimentos, como postres, aderezos y salsas. Consumir pequeñas cantidades de estas semillas en alimentos como pan o postres no suele causar problemas, sin embargo, es importante saber que contienen alcaloides y otras sustancias similares a la morfina o la codeína, las cuales poseen efectos sedantes.
Por lo tanto, no se recomienda su consumo excesivo durante el embarazo. Incluso si se preparan en forma de infusión o té, las semillas pueden liberar estas sustancias al agua, y la ingesta de grandes cantidades podría causar daño al bebé. Por esta razón, evita consumirlas en exceso o de manera habitual como parte de la dieta diaria, especialmente durante el primer trimestre del embarazo
4. Semillas de borraja
La borraja es una planta rica en ácido gamma-linolénico, un tipo de ácido graso esencial que se extrae de sus semillas. Consumir ácidos grasos en exceso podría tener un efecto positivo en la reproducción, ya que favorece la síntesis de hormonas relacionadas. Sin embargo, las semillas de borraja contienen alcaloides que son responsables de la mayoría de sus efectos nocivos y tóxicos.
Además, según un estudio de Alonso J. (2004), estas semillas también contienen un estimulante llamado tesinina, así como pequeñas cantidades de una toxina hepática conocida como alcaloides pirrolizidínicos (PA′s)[4]. Estos alcaloides podrían tener efectos carcinogénicos y causar daño hepático. Además, no se recomienda su consumo, ya que no existe un nivel máximo seguro determinado, ni estudios que prueben la seguridad de su uso a largo plazo o establezcan dosis beneficiosas para la salud.
5. Semillas de onagra
Las semillas de onagra ofrecen beneficios relacionados con la mejora de la fertilidad femenina. Además, el aceite extraído de estas semillas contiene diversos ácidos grasos omega-6, entre ellos el ácido linoleico y el ácido gamma-linolénico, los cuales podrían aliviar los síntomas del síndrome premenstrual y de la menopausia. Según un estudio, en algunos países es común utilizar aceite de onagra durante las últimas semanas del embarazo para estimular el parto.
Aunque no se han informado efectos nocivos sobre el feto, se desconocen los posibles riesgos de su uso en otras etapas del embarazo o para otros fines. Por ello, su consumo debe limitarse únicamente a casos médicamente indicados. No obstante, se requiere más investigación científica para confirmar los beneficios atribuidos al aceite de onagra.
Es importante evitar su consumo si estás tomando medicamentos antihipertensivos o anticoagulantes, debido a posibles interacciones. Además, el uso del aceite de onagra y sus semillas durante el embarazo y la lactancia es cuestionable, ya que se desconocen sus posibles efectos adversos o tóxicos. Antes de consumirlo, se recomienda consultar con un especialista para evaluar posibles contraindicaciones.
6. Semilla de grosella negra
No se recomienda el consumo de grosella, especialmente de sus semillas, en mujeres embarazadas debido a los posibles efectos tóxicos que pueden surgir si se ingieren en exceso. Esto incluye riesgos asociados a las semillas de grosella negra, que contienen sustancias polifenólicas con efectos sobre la circulación sanguínea, pero cuya seguridad no está garantizada durante el embarazo.
Además, no hay suficiente evidencia científica que avale su uso seguro en esta etapa, lo que refuerza la precaución. Si bien la grosella blanca contiene nutrientes beneficiosos como el ácido málico, el potasio y el azufre, que pueden apoyar diversas funciones del organismo, como la salud urinaria, nerviosa y muscular, su ingesta debe evitarse en mujeres embarazadas, ya que los posibles efectos adversos no han sido completamente evaluados.
7. Semillas de papaya verde
La papaya (Carica papaya) es una planta tropical que, cuando se consume madura, es segura. Sin embargo, la papaya verde puede ser perjudicial, ya que contiene componentes que pueden dañar el esófago. Uno de ellos es la papaína, una sustancia química que altera el funcionamiento adecuado de las proteínas, carbohidratos y grasas.
Además, la papaya contiene carpina, una sustancia química que puede eliminar algunos parásitos pero que también afecta el sistema nervioso central. Por esta razón, el consumo de papaya verde o de sus semillas no es seguro durante el embarazo. Existe evidencia científica de que la papaína cruda, presente en la papaya verde, puede ser tóxica para el feto y aumentar el riesgo de defectos congénitos.
También se ha difundido la creencia popular de que las semillas de papaya se utilizan como abortivo. Aunque no se conoce con certeza la cantidad necesaria ni su eficacia en este sentido, está demostrado que el consumo de papaya verde, que contiene altos niveles de látex, puede provocar abortos. Esta advertencia se aplica específicamente a las semillas y al fruto verde de la papaya, pero no al té elaborado con sus hojas.
8. Semillas de Angelica sinensis
El dong quai (Angelica sinensis) es una hierba utilizada tradicionalmente para tratar diversas afecciones, como los síntomas de la menopausia, los dolores menstruales, las migrañas y otras dolencias. Sin embargo, la evidencia científica que respalde su eficacia en estos usos es limitada o inexistente.
El consumo de semillas de Angelica sinensis puede ser peligroso si se ingiere en exceso, y su uso durante el embarazo no es seguro, ya que podría afectar el útero. Algunos estudios sugieren que consumir semillas de dong quai mezcladas con otras hierbas durante los primeros tres meses del embarazo podría aumentar el riesgo de defectos de nacimiento.
Además, el dong quai puede retardar la coagulación sanguínea, lo que incrementa el riesgo de hematomas y hemorragias, especialmente en personas con trastornos de la coagulación. Por estas razones, se recomienda evitar el uso de esta hierba durante el embarazo para prevenir posibles riesgos para la madre y el bebé.
9. Semillas de ricino
Las semillas de ricino contienen ricina, una toxina proteica extremadamente potente que se encuentra en toda la planta de ricino (Ricinus communis), pero se concentra especialmente en las semillas. En ocasiones, algunas mujeres embarazadas utilizan las semillas o el aceite de ricino para aliviar síntomas como el estreñimiento, los calambres, las hemorroides o el prolapso del tejido anal. Sin embargo, lo más adecuado es consultar con un médico si el estreñimiento se convierte en un problema persistente, evitando la automedicación debido a los riesgos asociados.
Además, el aceite de ricino y sus semillas se han empleado tradicionalmente en las etapas finales del embarazo para intentar inducir el parto, ya que puede causar diarrea intensa y contracciones en los intestinos y el útero. No obstante, este método es poco eficaz, especialmente si el cuello uterino no está dilatado o preparado para el parto. Los efectos secundarios derivados del consumo de ricino, en cualquiera de sus formas, pueden ser perjudiciales, sobre todo cuando se utilizan el aceite o las semillas.
10. Semillas de calabaza
Las semillas de calabaza son ricas en nutrientes, pero contienen fitato, un compuesto que dificulta la absorción de ciertos minerales. Para reducir este efecto, es recomendable remojar las semillas antes de consumirlas, lo que ayuda a disminuir el contenido de fitato.
El consumo excesivo de semillas de calabaza puede provocar:
- Aumento de peso: al ser ricas en calorías, pueden contribuir al aumento de peso si se consumen en exceso.
- Malestar digestivo: comer grandes cantidades puede ocasionar gases o hinchazón.
Aunque las semillas de calabaza no suelen causar náuseas, si experimentas molestias digestivas después de comerlas, es recomendable reducir la cantidad o evitarlas. También puede interesarte ¿Se puede comer calabaza en el embarazo?
¿Qué semillas puede comer una mujer embarazada?
Algunas semillas recomendadas en el embarazo son las
Semillas de chía
Estas semillas una excelente fuente de nutrientes, aceites esenciales, vitaminas y minerales. Sin embargo, es importante mantenerte alerta a los posibles efectos secundarios, como problemas digestivos, entre ellos estreñimiento, hinchazón, heces duras o diarrea.
Si se consumen en exceso, pueden reducir la presión arterial y aumentar el riesgo de hemorragias. También pueden afectar la acción y absorción de algunos medicamentos.
Semillas de girasol
Las semillas de girasol son ricas en biotina, vitamina E, magnesio, ácido fólico y calcio, nutrientes esenciales durante el embarazo. La vitamina E previene abortos espontáneos y el ácido fólico ayuda a prevenir defectos congénitos. Además, contienen magnesio y fósforo, que favorecen la concentración, y ácidos grasos insaturados que protegen el corazón y fortalecen los huesos.
No están contraindicadas durante el embarazo y pueden consumirse desde las primeras etapas, cuando el bebé necesita mayor cantidad de nutrientes. Sin embargo, el consumo excesivo de grasa puede causar acidez estomacal o náuseas, por lo que se debe moderar su ingesta.
Semillas de sésamo
Las semillas de sésamo también son ricas en nutrientes, proteínas, vitaminas y minerales, y se pueden consumir durante el embarazo con moderación. Aunque contienen grasas insaturadas y lecitina, que ayuda a controlar el colesterol, su alto contenido de grasa puede contribuir al aumento de peso debido a los cambios metabólicos durante el embarazo.
Aunque algunos rumores sugieren que las semillas de sésamo pueden causar aborto espontáneo, no hay evidencia científica que respalde esta afirmación. Se recomienda consumirlas con moderación para evitar posibles efectos no deseados.
Otras semillas saludables incluyen los frutos secos, que son una fuente importante de calcio, ácido fólico y ácidos grasos. Por ejemplo, nueces, avellanas, almendras o pistachos. Si estás embarazada, es fundamental consultar con tu médico antes de hacer cambios en tu alimentación, para que pueda elaborar una dieta adecuada para esta etapa tan importante.
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