Estoy embarazada y no tengo hambre, ¿qué hago?

La alimentación saludable durante el embarazo es importante para mantener un peso ideal y ayudar a que el bebé crezca adecuadamente. No obstante, comer no siempre resulta tan placentero para algunas embarazadas, ya que muchas experimentan una dramática pérdida de apetito.

No tener hambre cuando estás embarazada es normal debido a los cambios hormonales producen náuseas y vómitos. Además, el estrógeno y la progesterona también interfieren con la digestión ralentizando el tránsito gastrointestinal produciendo malestar. Asimismo, los cambios físicos que se producen con el aumento de la barriga pueden causar acidez estomacal, gases y sensación de pesadez, lo que reducirá el apetito y hará que el aumento de peso sea una tarea complicada.

Cuando la pérdida de apetito ocurre los primeros días de embarazo, no debes preocuparte, porque en el cuerpo se presentan muchos cambios físicos, psicológicos y hormonales que revolucionan el equilibrio del mismo. A continuación, te mencionamos algunos motivos:

• Aumento en los niveles de hCG: el aumento en los niveles de gonadotropina coriónica humana (hCG por sus siglas en inglés) durante los primeros meses puede causar vómitos y náuseas. En este artículo te explicamos Cuándo se empieza a segregar la hormona del embarazo.
• Aumento de la progesterona: la disminución del apetito también puede estar asociada con el aumento de la progesterona, una hormona que retarda el proceso de digestión.
• Ralentización del sistema digestivo: cuando la falta de apetito se presente en el segundo trimestre (entre el cuarto y el sexto mes) puede estar relacionado con la ralentización del sistema digestivo, causada por el aumento de volumen y la consecuente presión del útero y el feto sobre el intestino, que reduce el espacio para la comida en el estómago.
• Estrés y la acidez estomacal: pueden contribuir a esta condición y hacer que las futuras madres elijan comer así sean cantidades pequeñas de alimentos, con la intención de evitar síntomas molestos.
• Estreñimiento y problemas de gases: el estreñimiento y los gases sin algo común durante el embarazo y pueden afectar su sistema digestivo, y hace más difícil que se aprovechen mejor los alimentos.

La pérdida de apetito, una dieta desequilibrada y no ingerir alimentos en cantidades necesarias podría amenazar el desarrollo cerebral del feto. Los daños serán reversibles o no dependiendo de cuánto tiempo tarde en solventar la situación, pero si ocurre en el primer trimestre del embarazo, se generan alteraciones en las funciones motoras y cognitivas, que traen secuelas para el resto de la vida del niño y posteriormente en la edad adulta.

Hay que tomar en consideración que las consecuencias serán distintas, dependiendo del tipo de nutrientes que faltan, los más importantes en esta etapa son el calcio, hierro, vitamina A y ácido fólico. También influye el tiempo de gestación del bebé y si estas deficiencias continúan tras su nacimiento.

Consecuencias de no alimentarte correctamente para el bebé

Algunas de las posibles consecuencias para el bebé de no alimentarte correctamente durante el embarazo y bajar drásticamente de peso incluyen:

• Defectos en desarrollo cerebral.
• Enfermedades metabólicas como diabetes.
• Anemia.
• Muerte fetal.
• Bajo peso al nacer.

Mantener una correcta alimentación durante el embarazo es muy fundamental. Por ello, en caso de pérdida de apetito, se recomienda seguir una dieta más estricta, equilibrada y nutritiva y no saltarse comidas. Asimismo, bajo ninguna circunstancia debes permitirte perder una cierta cantidad de peso o estar desnutrida, ya que puedo representar una amenaza real para ti y el bebé.

Es importante realizar un esfuerzo para cuidar a tu bebé, empezando por cuidarte a ti misma. A continuación, te dejamos algunos consejos si no tienes hambre en el embarazo:

• Conserva frescos los alimentos y prefiere los que te apetezcan (tomando en cuenta la variedad y el aporte nutricional de los mismos)
• Divide tus comidas en porciones pequeñas a lo largo del día, realiza una comida cada dos horas y haz comidas pequeñas.
• Divide las comidas grandes y principales que haces en el día, en meriendas más pequeñas y aumenta las frecuencias, en lugar de tres veces, come cinco veces, pero en cantidades pequeñas. De esta forma ayudas al estómago, a sentirse satisfecho sin estar lleno ni pesado.
• Prefiere los alimentos y bebidas frías o calientes (pocas cantidades).
• Si un alimento te disgusta, cámbialo por otro de tu agrado.
• Evita los olores fuertes.

Por otro lado, también puedes probar a comer pequeños bocadillos con alimentos saludables. Esto puede ayudar a que el estómago se regule durante el día y estimule tu apetito.

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