Cómo enseñar a mi hijo a defenderse sin utilizar la violencia
Es evidente que a ningún padre o madre le gusta que sus hijos reaccionen de forma violenta ante situaciones que no saben cómo manejar. De hecho, la incapacidad de mantener el control en contextos que provocan malestar suele ser una de las causas más frecuentes de los sentimientos de frustración durante la crianza de los niños y niñas. En este sentido, hay una frase de Albert Einstein que dice «dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás, es la única manera». En efecto, muchas veces los padres son un espejo donde los niños se miran y la forma en la que los adultos resuelven sus conflictos se convierte en una referencia para los hijos.
Por lo tanto, más allá de las enseñanzas que se puedan transmitir, el trabajo de autocontrol inicia en un trabajo introspectivo. Para ayudarte a lidiar con esta situación, en este artículo de paraBebés te explicamos cómo enseñar a tu hijo a defenderse sin utilizar la violencia.
- Fomenta la empatía
- Enseña habilidades de comunicación
- Practica el autocontrol
- Promueve la resolución de conflictos pacífica
- Enfatiza la importancia de la comunicación no violenta
- Promueve la autoconfianza
- Enseña técnicas de resolución de conflictos
- Modela un comportamiento pacífico
- Fomenta el respeto hacia la diversidad
- Promueve la comunicación abierta en casa
Fomenta la empatía
Aunque tu hijo sea pequeño y el término empatía pueda resultarle algo complicado de comprender, es importante entrenar la capacidad empática desde edades tempranas. La mejor manera de trabajarlo es asociando una emoción a una situación, especialmente cuando se genera algún conflicto.
Enseña habilidades de comunicación
En muchas ocasiones, el nivel de conflicto aumenta porque el niño o niña no es capaz de expresar con palabras su frustración y necesita emplear otros recursos para mostrar que está enfadado. Estas manifestaciones pueden ser por medio de rabietas, gritos e incluso empleando la fuerza física.
Por este motivo, es muy importante no solo enseñar a tu hijo/a a comunicar sus estados emocionales para que aprenda a gestionarlos, sino también que el adulto escuche y trate de entender al menor, validando sus emociones para que éste se sienta comprendido.
Practica el autocontrol
Practicar el autocontrol es otra de las claves para que los niños resuelvan sus conflictos sin usar la violencia. El autocontrol es una capacidad que se va adquiriendo de forma progresiva en función de las experiencias vividas. Sin embargo, la forma que tienen de controlar sus impulsos los adultos de referencia para el niño o niña condicionarán la adquisición de estrategias y comportamientos.
En este sentido, si el ejemplo que da el adulto ante una situación frustrante es mediante gritos o una sobrecarga de ira, el niño utilizará ese mismo patrón en contextos similares, mientras que si el adulto adopta un comportamiento sereno, reflexivo y calmado, el menor irá integrando esta respuesta a sus patrones de conducta.
Promueve la resolución de conflictos pacífica
En lugar de enfocarnos en el problema, en estos casos resulta esencial centrarnos en la solución. Si la perspectiva ante un conflicto es buscar aquellos aspectos negativos y al culpable hay muchas más posibilidades de que se resuelva de forma negativa y violenta.
Sin embargo, cuando el conflicto se aborda buscando soluciones y responsables, todo fluye de una forma más positiva y se logra reducir la frustración y agresividad.
Enfatiza la importancia de la comunicación no violenta
Este es otro aspecto donde el ejemplo que recibe el niño o niña puede condicionarlo/a. Hay que tener en cuenta que los padres son un espejo donde los niños se miran, por lo que tiene mucho más valor las expresiones que las indicaciones que le dan acerca de su comportamiento.
Por ello, en el caso de que a un niño se le pida gritando que no grite, la expresión y el comportamiento tendrán mucho más valor que la indicación y es más que probable que el menor responda con más gritos y frustración. Por lo tanto, la capacidad de autocontrol de los padres para gestionar el conflicto y servir de ejemplo para sus hijos es fundamental para la resolución pacífica de conflictos.
Promueve la autoconfianza
En ocasiones, se tiende a recalcar las debilidades de los niños en cuanto a sus posibilidades de resolución de conflictos.
Sin embargo, al transmitirles que son capaces de solucionar las situaciones de una forma positiva y que pueden controlar la situación, es probable que, progresivamente, ganen confianza y consigan manejar los momentos donde les invade la ira y la frustración.
Enseña técnicas de resolución de conflictos
Es complicado que un niño aprenda a gestionar los conflictos de forma pacífica si no cuenta con herramientas porque empleará los recursos más instintivos y primitivos para hacerlo. Por esta razón, enseñarles a manejar las situaciones resultará mucho más productivo.
Algunas de estas estrategias como practicar técnicas de respiración o el mindfulness pueden ser muy positivas. También pueden probar a contar hasta 10 antes de dar una respuesta o retirarse a un lugar tranquilo cuando sienten mucha ira.
Por otro lado, si han sido agresivos ante la situación de conflicto, en lugar de enfocarnos en su comportamiento podemos tratar de ayudarles a reflexionar y pensar de qué otra forma podrían haber actuado cuando están más tranquilos.
Modela un comportamiento pacífico
Para que esto pueda producirse es importante que el adulto próximo al niño deposite grandes dosis de paciencia y comprenda que el autocontrol y las respuestas positivas ante un conflicto forman parte de un ejercicio de entrenamiento.
En lugar de sancionar las conductas negativas, se puede visualizar como un proceso de aprendizaje en el que las respuestas poco deseadas irán poco a poco transformándose en respuestas controladas y ajustadas a la situación. El acompañamiento de los padres o profesores en el establecimiento de un comportamiento pacífico en situaciones de conflictos, es muy importante para que los niños aprendan a sentirse seguros y a confiar en sus posibilidades.
Fomenta el respeto hacia la diversidad
Cuando los niños comprenden que todos somos diferentes y que cada uno de nosotros posee una serie de fortalezas y debilidades que nos hacen únicos iniciará el proceso de respeto y empatía hacia la diversidad.
La diversidad hay que tratarla como lo que es, un aspecto natural común en todos los seres humanos, vivir la diferencia de los demás como un elemento que complementa y añade valor a nuestras características personales. Además de liberar, fomentar el respeto hacia la diversidadad aproxima y fomenta entornos más pacíficos, solidarios y fuertes.
Promueve la comunicación abierta en casa
Por último, si desde el entorno familiar la comunicación emocional fluye de manera natural, la gestión y el autocontrol de situaciones que producen ira, frustración e incluso agresividad se desarrolla de manera inconsciente. De hecho, muchas de las situaciones que provocan violencia en su resolución es por la falta de comprensión hacia lo que se siente
Por el contrario, si el niño va acompañando a las diferentes situaciones que le causan malestar el sentimiento o emoción que experimenta, canalizará de forma positiva la situación y su respuesta tenderá a ser más pacífica.
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