Torsión ovárica: qué es, síntomas, causa y tratamiento

El síndrome de torsión pedicular o torsión ovárica es considerado una urgencia ginecológica grave, a pesar de no ser la más frecuente, puede alterar la salud reproductiva en las mujeres, y aunque puede aparecer a cualquier edad, las que se encuentran en edad fértil parecen ser las más afectadas.

Se define como la rotación que realiza el ovario alrededor de las estructuras que los sostienen, puede darse total o parcialmente y trae como consecuencia que el aporte sanguíneo se obstruya y disminuya, ocasionando la necrosis o muerte del tejido ovárico. Cuando adicionalmente la trompa de Falopio también realiza rotación, el término correcto a utilizar es torsión anexial.

Los síntomas que se presentan en una torsión ovárica suelen ser inespecíficos, y relacionarse con otras enfermedades, lo cual impide que se realice el diagnóstico oportunamente. Este punto es muy importante porque, frente a estos episodios, lo fundamental es actuar de inmediato, para de esta forma evitar la pérdida de los ovarios o sus funciones. ¿Cómo saber si tengo torsión ovárica? A continuación veremos los síntomas principales.

• Dolor. El primer síntoma que se presenta es el dolor, ubicado en la zona baja del abdomen, con leve preferencia hacia el lado derecho y de inicio repentino. Cuando la torsión aún no es total, el dolor puede ir y venir, pareciéndose más a un cólico, sin otros síntomas aparentes.
• Náuseas.
• Febrícula (temperatura hasta los 38.5°C).
• Vómitos.
• Sangrado sin traumatismos previos o causa aparente.
• Los signos ecográficos de la torsión ovárica son que en la ecografía se confirma la presencia de una masa pélvica o anexial.

Estos signos pueden presentarse en otras enfermedades de origen digestivo, urinario o incluso ginecológico. Por lo cual, para el profesional de salud realizar la diferenciación con la torsión ovárica no resulta un trabajo fácil.

En este artículo hablamos sobre el dolor de ovarios en el embarazo.

¿Por qué se produce la torsión ovárica? La causa más frecuente son las masas anexiales, que pueden ser: quistes, neoplasias ováricas, miomas, etc. Mientas más grande sea el tamaño mayor será el riesgo de torsión, puesto que pueden hacer que el ovario se doble y gire alrededor de los ligamentos que lo sostienen.

Estos procesos están asociados a las hormonas femeninas, es por esto que las mujeres jóvenes en edad fértil, que tienen terapia hormonal de infertilidad o durante el propio embarazo, tienen más probabilidades de presentarlo que las adultas mayores de 50 años, en las cuales su ciclo hormonal ha sido modificado. Algunos reportes sugieren que otras causas pueden ser:

• El ejercicio intenso, debido a la movilidad anexial exagerada, sobre-estimulación, etc.
• La obesidad, debido al aumento de la presión abdominal.
• Es más frecuente que ocurra del lado derecho, debido a la estructura elástica (ligamento ovárico) que une al útero con el ovario derecho, es mucho más larga que la izquierda.
• Cirugías previas.

Cuando ocurre la rotación del ligamento ovárico-pélvico, los vasos sanguíneos que garantizan el adecuado suministro a esta zona se comprimen, y el aporte de sangre se interrumpe inicialmente a nivel venoso y continuando con el arterial. Esta acción resulta en la pérdida de la funcionalidad del ovario con su consecuente necrosis o daño al tejido, este es el origen de la presencia de sangrado, hemorragias y otras complicaciones relacionadas con este tipo de condición.

El manejo de la torsión ovárica en la actualidad se fundamenta en conservar la fertilidad, sobre todo en los casos de niñas, jóvenes en edad reproductiva, embarazadas o mujeres que no han tenido hijos.

Lo principal es realizar el diagnóstico con el ultrasonido doppler, esto es fundamental porque permite visualizar si el aporte sanguíneo es adecuado a nivel del ovario y sus anexos, así como también valorar el porcentaje de daño o necrosis a esa estructura. Con esta información, es más fácil que el especialista tome decisiones aceptables, tomando en cuenta las condiciones de la mujer afectada. Las cuales incluyen:

1. Cirugía conservadora por laparoscopia: consiste en realizar la detorsión o lo que es lo mismo desenrollar el ligamento del ovario (si no está notoriamente necrosado) más la la trompa de Falopio (si está incluida en la torsión), seguidamente remover el quiste (si existe presencia del mismo) preservando los órganos reproductivos.
2. Cirugía radical: consiste en remover la torsión mediante la aplicación de anexectomía. Una cirugía general, mucho más invasiva, en la cual se extrae el ovario y en ocasiones también la Trompa de Falopio.

La torsión ovárica se considera una emergencia médica que debe ser diagnosticada y tratada a tiempo, para evitar las complicaciones como pérdida del ovario y todo lo que eso representa, sobre todo en niñas y mujeres jóvenes. Pero en ocasiones, establecer un diagnóstico oportuno y rápido por parte de los especialistas no resulta tan sencillo, porque su forma de aparición se confunde con otras enfermedades, por esta razón el tratamiento y la actuación oportuna no llega a tiempo. Ante la aparición de cualquiera de los síntomas mencionados, debe acudir al médico de inmediato.

Si deseas leer más artículos parecidos a Torsión ovárica: qué es, síntomas, causa y tratamiento, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Salud en el embarazo.