Técnica de relajación de Koeppen para niños y adolescentes

La técnica de relajación Koeppen es un ejercicio de relajación ideal para niños/as y dolescentes. Es una técnica que permite la relajación muscular y, que con la práctica, los niños llegarán a ser capaces de aplicarla cuando sientan que están tensos.

Consiste en la tensión y relajación consciente de los músculos del cuerpo a partir de sencillos ejercicios lúdicos para captar la atención e interés de los niños, resultando ideal su aplicación desde que los niños son capaces de seguir órdenes sencillas, hasta, aproximadamente, los 12 años cuando los menores ya perciben que los ejercicios son muy infantiles no sintiendo interés hacia ellos.

El Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de la Comunidad de Madrid publicó una guía muy apropiada para que los niños puedan realizar la técnica de relajación Koeppen y sirva de referencia para los padres en cuanto a su aplicación.

Siempre que se vaya a iniciar su aplicación por primera vez, el niño debe estar en conocimiento y tratar de explicarle en qué consiste, dentro de su capacidad de comprensión. Además, es importante que los menores cuenten con la supervisión de un adulto, quien actuará de guía y acompañamiento durante su desarrollo.

La relajación de Koppen consiste en relajar las diferentes aprtes del cuerpo:

1. Mandíbula

El niño debe imaginar que tiene un enorme chicle en la boca, es muy difícil de masticar por lo que se le pide que haga fuerza con toda la boca. Seguramente, también intervengan en el ejercicio músculos del cuello, una vez que ha apretado y ha simulado que mastica el chicle, se le pide que relaje la boca, dejándola lo más floja que pueda. Se repite el ejercicio.

2. Brazos y manos

El niño tiene que imaginar que tiene un limón en su mano izquierda y debe tratar de exprimirlo, sintiendo la tensión en su mano y en su brazo mientras lo está exprimiendo. A continuación, lo deja caer y comprueba cómo están ahora sus músculos cuando está relajado. Repite el ejercicio, simulando que toma otro limón y trata de exprimirlo más fuerte que la primera vez y, a continuación, lo tira y se relaja.

Es importante que el niño aprecie lo bien que se siente cuando la mano y el brazo están relajados, repitiendo la operación 3 o 4 veces más y después realizando el mismo ejercicio con la mano derecha.

3. Brazos y espalda

Ahora le pedimos al niño que se imagine que es un gato perezoso y que se quiere estirar. Tiene que estirar los brazos delante de él, levantarlos por encima de su cabeza y llevar la cabeza hacia atrás. Cuando se estira, es recomendable que el niño verbalice qué siente en su espalda.

Después, deja caer sus brazos a los costados de su cuerpo y vuelve a poner los brazos delante de él, levantándolos pos por encima de su cabeza, llevando la cabeza hacia atrás y soltando, seguro que ahora nota la espalda más relajada.

4. Espalda y cuello

Se le pide al niño que imagine que es una tortuga y está sentada en una roca en un lago tranquilo, relajándose con los rayos del sol, pero de repente ¡peligro! Como buena tortuga debe de meter su cabeza en el caparazón, tratando de levantar los hombros hacia sus orejas e intentando poner la cabeza entre los hombros.

Cuando el peligro pase, puede sacar lentamente la cabeza del caparazón, pero cuidado, porque parece que se aproxima una nueva amenaza.

Para este ejercicio se puede inventar una historia, para animar al niño a que repita varias veces el movimiento de tensión y relajación de cuello.

5. Pecho y pulmones

El niño tiene que respirar hinchándose y deshinchándose como un globo. Tiene que coge el aire por la nariz intentando llenar todos los pulmones de aire, contando tres segundo y sintiendo la presión en el pecho. Luego, se va soltando muy lentamente el aire por la boca, el niño debe cerrar los ojos y percibir cómo se va desinflando.

Para este ejercicio se le puede transmitir verbalmente al niño que vaya soltando todas los pensamientos que le ponen nervioso, le irritan y le hacen sentir mal, para que cuando termine el ejercicio, se sienta más relajado, aliviado y reconfortado.

6. Cara y nariz

Pídele al niño que simule que una mosca ha llegado volando y justo se ha posado sobre su nariz, en lugar de espantarla con las manos, debe hacerlo con la nariz, para ello, debe arrugarla todo lo que pueda y una vez que la mosca se haya ido, tiene que dejar la nariz lo más floja que pueda. Una vez realizado se vuelve a repetir el ejercicio.

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