Qué pasa si tengo una infección de orina y estoy embarazada

Qué pasa si tengo una infección de orina y estoy embarazada

La infección de orina es uno de los problemas de salud más frecuentes durante el embarazo. Esta condición aparece cuando las bacterias atacan al tracto urinario, generando síntomas molestos que, de no tratarse a tiempo, pueden provocar complicaciones graves tanto para la madre como para el bebé.

Por ello, es normal que ante la aparición de los primeros síntomas te preguntes qué pasa si tengo una infección de orina y estoy embarazada. En este artículo de paraBebés te explicaremos las principales causas de las infecciones del tracto urinario, los síntomas con los que se manifiestan y el tratamiento que debe seguirse en estos casos, así como algunas recomendaciones para prevenir esta alteración durante el embarazo.

Causas de la infección de orina en el embarazo

La infección de orina es una condición que aparece como consecuencia de la invasión de bacterias en cualquier parte del tracto urinario, es decir, en la vejiga, la uretra, los uréteres o los riñones. Se estima que el 80% de los casos son provocados por la bacteria Escherichia Coli.

Este es un problema común en el embarazo, ya que entre el 5 y el 10% de las gestantes sufren al menos una infección de orina en esta etapa. Esto se relaciona con los cambios morfológicos y funcionales que se producen en el tracto urinario por la acción de las hormonas del embarazo, específicamente de la progesterona, aumentando el riesgo de padecerlas.

Cambios en el tracto urinario durante el embarazo

Entre las modificaciones que se producen en el sistema urinario durante la gestación encontramos:

  • Disminución de la contracción de la vejiga: el aumento del volumen de orina, acompañado de la pérdida de tono muscular de la vejiga, dificulta el vaciamiento total al momento de orinar, lo que puede provocar un reflujo de orina desde la vejiga hacia los riñones, una condición que facilita la invasión de bacterias en estos tejidos.
  • Disminución del tono muscular de los uréteres: los uréteres son tubos que comunican los riñones con la vejiga. La progesterona hace que estos conductos se relajen, haciendo que el flujo de orina sea más lento, una condición que favorece la proliferación de bacterias.
  • Aumento del pH de la orina: el pH de la orina en el embarazo puede estar ligeramente más alto (entre 7 y 7.45). Un pH alcalino acompañado de un aumento en la concentración de azúcares, aminoácidos y estrógenos en la orina facilitará el crecimiento bacteriano.
  • Disminución de la capacidad de defensa: durante el embarazo, el sistema inmune disminuye su defensa para evitar que el organismo de la gestante rechace al bebé. Esto hace que quede susceptible a infecciones como la urinaria.
  • Crecimiento uterino: cuando el útero aumenta su tamaño presiona la pared de la vejiga, lo que provoca la aparición del residuo posmiccional, es decir, la cantidad de orina que queda en la vejiga después de orinar.

Ahora bien, cuando las infecciones de orina no se tratan a tiempo, las bacterias causantes pueden emigrar hacia los riñones y de allí hacia el útero y otras partes del cuerpo, lo que puede desencadenar problemas graves en el embarazo, como la rotura prematura de membranas, partos prematuros, bebés con bajo peso al nacer, mortalidad perinatal o septicemia, entre otras.

Tipos de infecciones de orina y sus síntomas en el embarazo

Existen tres tipos de infecciones de orina que se distinguen en función del lugar del tracto urinario donde se presente la infección y por los síntomas con los que se manifiestan. Te las mostramos a continuación:

Cistitis

Esta infección se presenta cuando la colonización de bacterias se produce a nivel de vejiga. La cistitis es el tipo de infección de orina más común y se acompaña de síntomas como:

  • Ardor y molestia al orinar.
  • Dolor de leve a moderado en la pelvis en la parte baja del vientre.
  • Necesidad constante de orinar, aún cuando la vejiga está vacía.
  • Dolor durante las relaciones sexuales.
  • La orina adquiere un tono oscuro y turbio, en ocasiones acompañada de sangre. Puede tener mal olor.

Pielonefritis

La pielonefritis ocurre cuando la infección se sitúa a nivel de los riñones y, aunque es menos habitual, es más grave que la cistitis. Los síntomas de la pielonefritis suelen ser más fuertes y puede llegar incluso a aparecer fiebre alta y dolor en la parte baja de la espalda que se irradia hacia el abdomen.

En algunos casos, los síntomas de infección de orina se acompañan de náuseas y vómitos. En el siguiente artículo te explicamos Cómo evitar las náuseas en el embarazo.

Bacteriuria asintomática

Tal como su nombre indica, esta infección se caracteriza por la falta de síntomas que confirmen la presencia de bacterias en la orina. Entre el 20 al 40% de las gestantes que tienen bacteriuria asintomática pueden desarrollar una pielonefritis aguda.

Por esta razón, los especialistas indican la realización de exámenes de orina trimestrales para poder detectarla y tratarla a tiempo. De no tratarse, pueden aparecer complicaciones graves para la salud del bebé, como partos prematuros e incluso muerte fetal o perinatal.

Ante la presencia de alguno de estos síntomas, es importante una rápida evaluación médica. El especialista indicará un análisis de orina, urocultivo y antibiograma, con el fin de identificar cuál es la bacteria causante de la infección y la sensibilidad de la misma a los antibióticos.

Qué puedo tomar si tengo una infección de orina y estoy embarazada

En caso de tener un examen de orina que refleje la colonización de bacterias en el tracto urinario, tu médico te prescribirá antibióticos compatibles con el embarazo. Los antibióticos más utilizados en estos casos son las cefalosporinas de segunda generación, ampicilina, nitrofurantoína o trimetoprim durante un periodo de entre 7 y 14 días. Entre el segundo y el tercer día tras iniciar el tratamiento los síntomas comenzarán a disminuir. El dolor suprapúbico suele tratarse con paracetamol.

No obstante, es importante tener en cuenta que el tratamiento con antibióticos debe hacerse únicamente bajo indicación médica y de manera estricta. Solo de esta forma se logrará eliminar las bacterias causantes de esta infección, sin que tenga efectos adversos en el desarrollo del bebé.

Por otro lado, ante la presencia de pielonefritis aguda será necesaria la hospitalización de la gestante para administrar el tratamiento por vía intravenosa y realizar una evaluación continua de la madre y del bebé.

Cómo prevenir una infección de orina si estoy embarazada

Como hemos explicado anteriormente, las infecciones de orina pueden aparecer como consecuencia de los cambios fisiológicos que ocurren en el cuerpo durante el embarazo, por lo que no es posible prevenirlas totalmente. Sin embargo, es importante tener en cuenta algunas recomendaciones para tratar de prevenir su aparición, entre ellas:

  • Consume al menos 8 vasos de agua al día: ayuda también consumir preparados a base de arándanos rojos, especialmente si sufres de infecciones urinarias recurrentes.
  • Orina con frecuencia: aguantar las ganas de ir al baño aumenta notablemente el riesgo de padecer infección de orina.
  • Mantén la higiene intima: utiliza un jabón suave hipoalergénico, en esta etapa la zona es más sensible y los jabones y desodorantes fuertes pueden irritarla, favoreciendo de esta manera la entrada de microrganismos patógenos.
  • Límpiate desde la vagina hacia el ano, nunca al revés.
  • Orina después de tener relaciones sexuales: con esto se disminuye el paso de bacterias desde la zona genital a la uretra.
  • Usa ropa interior de algodón: evita las telas sintéticas.
  • Utiliza pantalones holgados.
  • Evita utilizar bañeras por más de 30 minutos.
  • Lleva una dieta balanceada rica en nutrientes: evita la comida con alto contenido en sodio. En este artículo encontrarás algunas Recetas para embarazadas.

Se estima que el 10% de los casos de infección de orina pueden complicarse, especialmente cuando ocurre entre el segundo y tercer trimestre, poniendo en riesgo el bienestar materno-fetal. De ahí la importancia de realizarse periódicamente los exámenes de orina indicados por el médico, incluso cuando no tengamos una sintomatología aparente.

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