Por qué siempre estoy enfadada con mis hijos y qué hacer

Por qué siempre estoy enfadada con mis hijos y qué hacer

La educación de los niños y niñas a veces puede ser un camino bastante duro para algunas personas. En muchas ocasiones, los padres y madres pierden los nervios con sus hijos e hijas cuando estos hacen algo que, a ojos de los adultos, no deberían realizar, gritándoles, castigándoles e incluso agrediéndoles. Actuar de esta forma no es lo mejor para su desarrollo, ya que son seres dependientes que están comenzando a descubrir el mundo y el funcionamiento de las cosas.

Es normal que en ocasiones te sientas saturada de tus hijos, agotada, triste o enfadada. En este artículo de paraBebés hablaremos sobre por qué siempre estás enfadada con tus hijos/as y qué puedes hacer al respecto para mejorar tu estado de ánimo.

Por qué pierdo los nervios con mis hijos

El enfado es una emoción totalmente normal de los seres humanos donde se hace presente el malestar y la ira. Son muchas las situaciones que provocan que las personas se enfaden, pero depende de ellas mismas el hacerlo con mayor o menor intensidad.

Los niños y niñas son muy activos, movidos, ruidosos, exploradores, juguetones… son signos de vitalidad que, en ciertos momentos, pueden alterar a sus progenitores. Estas son las causas más frecuentes por las que se pierden los nervios con los hijos e hijas:

  • Cansancio o estrés: el dormir poco, el trabajo, las tareas del hogar junto con la crianza de los niños y niñas puede provocar mucho cansancio en los adultos. Cuando nos encontramos cansados somos más susceptibles a enfadarnos y estresarnos con cualquier cosa.
  • Las prisas: los adultos nos regimos por horarios que los niños y niñas no comprenden y pueden ser el detonante de muchos de los enfados familiares.
  • La falta de empatía: es decir, no saber ponerse en el lugar de los niños y niñas. Una de las principales causas de perder los nervios con los hijos radica en no comprender sus necesidades. Conocer y entender su etapa evolutiva y su forma de pensar en cada momento, ayudará a que los enfados se reduzcan a contadas ocasiones.
  • Poco autocontrol: es algo que debemos trabajar individualmente para gestionar los enfados y el resto de emociones no solo con nuestros hijos e hijas, si no con el resto de las personas que forman la sociedad.

Muchas veces nos enfadamos con los niños y niñas sin tener motivos para ello, y no nos damos cuenta de que el problema lo tenemos nosotros mismos por no saber controlarnos o no empatizar lo suficiente con su situación. Todo eso puede hacer que te encuentres muy saturada, que siempre estrés triste y enfadada o incluso que no disfrutes de tus hijos/as. Perder los nervios con los hijos e hijas en ningún caso está justificado y tiene consecuencias negativas que vamos a detallar a continuación.

Consecuencias del enfado

El enfado con los niños y niñas puede tener consecuencias muy negativas para su desarrollo. Esto no quiere decir que no debamos ponerles límites, puesto que estos son necesarios para ellos. Debemos poner límites de forma positiva, evitando gritarles, faltarles el respeto o agredirles. Normalmente, cuando nos enfadamos gritamos y hacemos sentir mal a la persona causante del enfado. Gritar a nuestros hijos e hijas no nos parece algo malo, pero lo cierto es que es una forma de violencia verbal que tiene repercusiones en su autoestima y en la seguridad en sí mismos. En este artículo explicamos por qué no gritar a los niños y las consecuencias de hacerlo.

Otras consecuencias del enfado son las siguientes:

  • Estamos dando un mal ejemplo a nuestros hijos e hijas, teniendo actitudes con ellos que las interiorizaran como normales y las aplicarán con el resto de personas.
  • Fomentamos una mala relación entre los miembros de la familia, reduciendo los niveles de confianza y diálogo.
  • Su gestión del autocontrol se verá mermada.
  • Provocamos el miedo en ellos.
  • Y, sobre todo, se verá afectado su desarrollo emocional en todos sus sentidos, desde la expresión de sus sentimientos hasta la forma de relacionarse con los demás.

Ahora que sabemos lo negativo que es enfadarse a menudo con nuestros hijos e hijas, vamos a ver cómo podemos controlar nuestros nervios.

Cómo controlar los nervios con los hijos

Tenemos claro que debemos trabajar nuestro autocontrol para poder educar a nuestros hijos sin enfados, pero nos faltan por conocer algunas técnicas que nos pueden ayudar a conseguirlo. ¡Toma nota!

  • Busca tiempo para ti: relájate, mímate, disfruta de tus hobbies, queda con amigos o amigas. Te servirá para desconectar y cargar energía positiva.
  • Delega tareas: si sientes que no puedes con todas las cargas que quieres realizar, deja que otra persona las haga en tu lugar.
  • Respira y piensa antes de actuar ante situaciones que sabes que te llevan al límite.
  • Infórmate sobre el desarrollo de tus hijos e hijas y sobre la etapa en la que se encuentran. Te ayudará a comprender el por qué de sus acciones.
  • Busca asesoramiento: hay un montón de profesionales que pueden ayudarte a gestionar tus emociones para evitar situaciones de conflicto.

Como vemos, es imprescindible que los padres y madres se encuentren bien consigo mismos para que aporten una buena educación a sus hijos e hijas. Vamos a detallar algunos consejos para educarles sin perder los nervios.

Educar sin perder los nervios

Perder la paciencia con nuestros hijos e hijas hará que se distancien de nosotros y nos convertiremos en padres autoritarios y distantes, muy poco empáticos, que actúan con superioridad e inculcando el miedo en los más pequeños/as. Por suerte, hay técnicas más efectivas que podemos poner en práctica:

  • Establece normas y límites adecuadas al momento de desarrollo en la que se encuentre el niño o niña y se fiel a ellos.
  • Usa refuerzos positivos. Es más efectivo resaltar lo que hace bien que estar todo el rato diciendo las cosas que hace mal. Les aportará seguridad, confianza y autoestima.
  • Ponte a su altura para hablar con tus hijos e hijas, muestra empatía.
  • Evita los castigos, practica una crianza positiva. El lenguaje es sumamente importante y se pueden cambiar pequeñas cosas, como por ejemplo: “no hagas eso porque te vas a caer” por “si haces eso puedes hacerte daño, ten cuidado”.
  • Da amor y cariño siempre, aunque estés enfadado o enfadada, los niños y niñas necesitan sentirte cerca y sentirse queridos.

Estos pequeños cambios en la rutina diaria harán que las cosas fluyan mucho mejor y los enfados dejen de ser los protagonistas en el día a día. En este artículo encontrarás más información que te ayudará a aplicar la crianza consciente.

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Bibliografía
  • Payne Brison, T. y Siegel, D. J. (2015). Disciplina sin lágrimas. España: S. A. Ediciones B.