Por qué mi hijo de 4 años llora por todo y qué hacer

Por qué mi hijo de 4 años llora por todo y qué hacer

Hay periodos de la infancia en los que la frustración y los estados emocionales se gestionan de diferentes formas. Antes de quedarnos anclados en la respuesta del llanto, debemos investigar un poco más y buscar la raíz o motivo de ese llanto.

Generalmente, entre los 2 y los 12 años, los niños y niñas manifiestan importantes cambios. Muchos de ellos, tienen que ver con la tolerancia a la frustración y la gestión emocional, que se manifiestan a través del llanto, un buen medio para descargar la tensión acumulada. En este artículo de paraBebés os contamos por qué mi hijo de 4 años llora por todo y qué hacer.

Qué significa que mi hija de 4 años llore por todo

A pesar de que, en general, durante la infancia hay periodos más susceptibles en los que se manifiestan las sensaciones, el desagrado y malestar por medio del llanto, cada infante tiene su propio ritmo y momento de sensibilidad.

A los 4 años, los cambios físicos y neurológicos, así como la comprensión de las emociones y de la realidad, pueden provocar que los menores manifiesten una mayor sensibilidad a través del llanto. Cuando un niño o niña llora suele hacerlo porque experimenta una sensación de profunda de frustración que no sabe manejar. En este sentido, el llanto le libera, reconforta y conecta. En este artículo verás cómo trabajar la frustración en niños.

Por qué mi hija de 4 años llora por todo

Los factores que hacen que un infante de 4 años años llore por todo son, por un lado, que el llanto es un proceso neurológico, donde se libera estrés por medio de la hormona denominada cortisol y, además, endorfinas, que son neurotransmisores producidos por el hipotálamo que generan sobre la persona bienestar y tranquilidad, especialmente en momentos de angustia.

Por otro lado, el llanto conecta con los demás, por lo que los niños y niñas entienden que si lloran su entorno más cercano, especialmente sus figuras de apego, van a entender su malestar y van a buscar la forma para que se sientan mejor.

En este sentido, las causas del llanto son variadas, aunque pueden estructurarse en tres grandes bloques que están muy vinculados a una necesidad no resuelta o a los cambios. Lo vemos a continuación:

  • Necesidades fisiológicas: el sueño, el hambre, el cansancio o la temperatura son aspectos que desestabilizan a los niños. Esto les produce un fuerte malestar, puesto que son necesidades muy básicas a las cuales quieren dar respuesta inmediatamente. Por ejemplo, cuando un niño tiene mucho sueño es común que llore y quiera que su entorno más próximo que le ayude a dar respuesta a esa necesidad.
  • Cambios temporales: hace referencia a los cambios que el infante experimenta y que se producen en periodos de tiempo muy concretos, por ejemplo, la vuelta al cole y el cambio de la rutina del verano mucho más flexible que la rigidez de horario al iniciar las clases. Podrás ver un ejemplo de ello en este artículo sobre por qué mi hija de 3 años llora para ir al colegio y qué hacer.
  • Cambios en el entorno familiar: las rutinas proporcionan seguridad y orden al niño o la niña. Cuando tiene lugar algún acontecimiento dentro del seno familiar que hace tambalear la estabilidad diaria, el infante puede acusarlo a través del llanto. Por ejemplo, si para los adultos un cambio de casa supone un momento estresante y agotador, un niño pequeño que interpreta la realidad de una forma más inmadura, no llega a comprender bien la situación y apenas se le concede tiempo para que se adapte al cambio. Así pues, su forma de manifestar su angustia e inquietud es a través del llanto.
  • Cambios en el propio infante: la evolución que experimenta una persona durante la infancia no es comparable a otro momento de su vida. Esos cambios, a pesar de corresponder a la adquisición de hitos evolutivos, pueden ir acompañados de una gran frustración e inseguridad. Por ejemplo, de forma inconsciente, el niño o la niña reclama una mayor autonomía para sus tareas cotidianas como puede ser vestirse. Si en un momento dado no es capaz de ponerse un calcetín, abrocharse el abrigo, o cree que no es capaz de hacerlo, la inseguridad que sentirá se manifestará a través del llanto. Está adquiriendo nuevas competencias, sin embargo, suelen ir acompañadas de cierto temor que genera malestar.
  • Malestar físico: un niño o niña que no se encuentra bien, como consecuencia de un dolor o malestar, suele llorar. Con 4 años todavía no dispone de la suficiente capacidad para expresar qué es exactamente lo que le hace encontrarse mal e incómodo/a y lo expresa llorando.

Qué hacer cuando mi hija de 4 años llora mucho

Lo primero que tienes que hacer es pensar en la situación de forma objetiva, es decir, no en que tu hija está llorando, sino en lo que lo ha provocado. Hay que tener en cuenta que hay épocas transitorias de desarrollo durante la infancia y que tal como vienen se van.

Ante la duda de qué hacer cuando un niño de 4 años llora mucho, te recomendamos seguir estos consejos:

  • Ayúdale cuando lo necesite: cuando tu hijo/a esté inmerso/a en un momento de mayor sensibilidad y el motivo esté asociado al cansancio, ya que le percibes más agotado o desganado, puedes ofrecerle tu ayuda, aunque sea en tareas que es capaz de resolver de forma autónoma. Esto ayudará a que se sienta mejor y tú también.
  • Evita la sobreestimulación: si los motivos del llanto son producidos por un cambio en el entorno y tu hijo/a llora porque se siente abrumado o saturado por la situación, es conveniente no introducir más elementos que distorsionen su tranquilidad. Evita el exceso de estímulos que puedan irritarle y proponle actividades más relajadas que le ayuden a gestionar los cambios desde la calma.
  • Sigue rutinas: las rutinas son necesarias en los niños para que aprendan a tener orden. Aunque se produzca un cambio del tipo que sea, la rutina debe seguir inamovible para proporcionarle seguridad.
  • Muéstrate comprensivo/a: Jane Nelsen, una de las madres de la Disciplina Positiva de la época actual, dice "quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite". Así pues, cuando tu hijo/a atraviese un periodo de mayor sensibilidad, acompañado de un fuerte llanto, es importante que le acompañes y le ayudes con cariño y comprensión.

Si quieres saber más sobre cómo afrontar esta etapa, te recomendamos este artículo con actividades para trabajar la tristeza en niños.

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Bibliografía
  • Vega, G. L. (2020). Castigar no es educar: Todas las ventajas de la Disciplina Positiva. La Esfera de los Libros.