Por qué los niños muerden y qué hacer

Por qué los niños muerden y qué hacer

A partir del año, hay niños que desarrollan un comportamiento que suele preocupar a los padres y es que empiezan a morder. Suele extenderse desde el año a los 3 años y es una forma que el niño tiene para defenderse y mostrar su contrariedad hacia alguien o hacia una situación, cuando no cuenta con suficientes estrategias, sin embargo, es consciente que su acto conlleva una serie de consecuencias.

Detrás de un mordisco suele haber una necesidad no atendida, puede ser que se regañe al niño por la acción sin tener en cuenta que quizá por algún motivo, se sienta desalentado y necesite más que nunca el apoyo, afecto y consuelo de sus padres. En este artículo de paraBebés hablaremos de por qué los niños muerden y qué hacer al respecto.

¿Por qué los niños muerden?

Los niños cuando son muy pequeños van explorando, descubriendo, relacionándose con su entorno, llevándose todo a la boca; y es que a nivel sensorial la boca está muy desarrollada. Además, coincide con la dentición, los niños para aliviar la molestia que les produce la salida de un diente, suelen utilizar mordedores o emplear otros objetos para calmar sus encías.

Conforme van creciendo el acto de morder va surgiendo con otra finalidad y, en algunas ocasiones, de forma intencionada. A través del mordisco pueden canalizar sus frustraciones, por una situación que les produce malestar y no entienden, para lograr un juguete que ha sido arrebatado o simplemente actúan así imitando a otros compañeros, a su hermano o un amigo.

Morder no es un comportamiento que a los padres les agrade, todo lo contrario, temen que sus hijos puedan morder. Hay niños que observan cómo el mordisco tiene un efecto llamada de atención por parte de los padres y si tienen esa necesidad de ser atendidos, harán lo que sea por reclamar esa atención, a pesar de que puedan llevarse una regañina, pero es que un niño que todavía no tiene adquirido el lenguaje o no es capaz de expresarse con soltura, tratará de utilizar todos sus recursos. Sobre los 30 meses el niño es capaz de expresarse de tal forma que se le entiende, pero no todos llevan el mismo ritmo y hasta que no lo hagan, cuando viven una situación emocional muy intensa, la forma de canalizar tal explosión puede ser en forma de rabieta, llanto, pegar e incluso pegarse a sí mismo y también hacer mordiscos a los padres o a los compañeros en la guardería o en el colegio.

Cuando un niño muerde el primer paso que el adulto tiene que dar es el de observar e intentar interpretar en qué momento o ante qué situaciones actúa así; hay veces que no se debe a una causa extrínseca, sino que se produce de forma interna en el niño, quizá se siente frustrado, no entendido y le está resultando complicado explicarse con claridad.

¿Es normal que los niños muerdan?

Sí, es normal que un niño muerda, especialmente porque todavía no dispone de suficientes estrategias de autocontrol para gestionar sus emociones, como ocurre con los adultos y aun así, hay muchas situaciones que provocan la irritabilidad como por ejemplo cuando vamos en el coche. Es difícil responder hasta qué edad es normal que un niño muerda, pero lo hará hasta que tenga estrategias para actuar de otra forma. Son muy habituales los mordiscos en niños de 1 a 3 años.

Es una conducta normal en los niños que puede desencadenarse por la salida de algún diente, actuando como calmante la sensación que le proporciona morder.

A veces muerden a los padres jugando, empleando el mordisco como parte del juego o de forma involuntaria si se ponen nerviosos.

También cuando se frustran pueden morder a sus padres, esto no quiere decir que el niño pretenda hacer daño, si no que necesita canalizar su enfado y contrariedad y, por otra parte, también puede ser que esté provocando la atención del adulto y emplee el mordisco porque sus estrategias son aún algo primitivas.

¿En qué situaciones es más común que un niño muerda?

Hay 3 situaciones en la vida de un niño en la que es más común que pueda morder y son el enfado, la exaltación y el sueño.

  • Cuando un niño está muy enfadado le resulta complicado expresar con palabras su malestar, muchas veces la situación va precedida por un “no” por parte del adulto, que al niño le irrita y le frustra, pudiendo ser la respuesta un mordisco.
  • Cuando están entusiasmados, excitados y con mucha energía, quizá por una situación alegre y divertida como una fiesta de cumpleaños, también tienden a utilizar el mordisco como técnica liberadora y calmante.
  • Cuando están muy cansados y, sobre todo, si les cuesta conciliar el sueño a pesar de tener muchas ganas de dormir, también es probable que muerdan.

¿Qué puede hacer el adulto cuando el niño muerde?

Cuando el niño o niña muerde, los padres no deben actuar regañando, gritando, humillando e incluso mordiendo al niño para que sepa lo que se siente. Con tono firme pero siempre desde el afecto, el respeto y la empatía hacia los sentimientos y maduración del niño, hay que indicarle que eso no nos gusta, que nos duele y que si nos sentimos enfadados o tristes siempre serán mejor los abrazos y las palabras.

Puede que al principio no funcione, sin embargo, si la respuesta que recibe del adulto siempre es la misma, irá asumiendo e interiorizando un patrón diferente de conducta.

Como vemos en este artículo sobre las consecuencias de gritar a los niños, humillarle, gritarle o castigarle, además de hacer sentir mal al niño, no vale para nada. Estas son las mejores estrategias para niños que muerden:

  • Evita entrar en el bucle de los gritos. Si el niño está muy alterado, el adulto debe volcar toda su paciencia y si nota que comienza a irritarse, será preferible abordar la situación cuando todas las partes estén más calmadas.
  • Sacarle de la situación. Si está inmerso en una situación de conflicto en la que le han pegado o en que la única forma de manejar la situación es por medio de la agresión, es preferible cambiar al niño de ambiente para que se pueda calmar.
  • Anticiparse al mordisco. Cada madre y padre conoce a sus hijos mejor que nadie y puede diferenciar qué tipo de situaciones le pueden sacar de sus casillas y responder a través de un mordisco; si se está preparando una situación con este desenlace, el adulto puede intervenir antes de que ocurra.
  • Tener paciencia. Manejar una situación de estrés aportando más estrés y tensión ya augura una complicada y quizá no muy efectiva solución. Hay que tratar de resolver el conflicto desde la calma, actuando con paciencia y si para que esto pueda darse el adulto previamente necesita un momento para tomar aire, será preferible que abordar la situación desde la crispación. En este artículo explicamos formas de gestionar el estrés.
  • Enseñar a gestionar las emociones. También será bueno ir explicándole lo que siente y por qué lo siente, preguntarle y poner palabras. Hay muchas estrategias para trabajar la inteligencia emocional en niños.

¿Qué hacer si un niño muerde en la escuela?

¿Qué hacer si mi hijo muerde en la guardería? Quizá sea una de las situaciones más desagradables que puedan darse cuando el niño empieza la escuela infantil, tanto si muerde como si le han mordido. Es una conducta nada deseable por el adulto pero que, sin embargo, es normal.

Las circunstancias que pueden llevar a un niño a morder a un compañero son exactamente las mismas que a un adulto, y son la dentición, cuando el juego le exalta demasiado y cuando no posee herramientas para gestionar una situación que le frustra.

La respuesta del adulto no puede ser la de humillar o hacer sentir mal al niño, aunque sí se le puede responsabilizar en la medida de sus posibilidades; y es que no es lo mismo un bebé de 10 meses que muerde a un compañero por mera exploración, que un niño de 3 años que muerde porque le han quitado un juguete. En este caso el adulto puede acompañar al niño para que se disculpe, quizá con un beso o un abrazo, haciéndole entender que sus acciones tienen consecuencias sobre los demás. También se pueden realizar actividades pedagógicas para niños que muerden.

Cuentos para niños que muerden

Entre las estrategias más utilizadas para trabajar las emociones en niños y niñas, encontramos los cuentos. Existen una gran variedad de literatura infantil centrada en aprender a manejar la ira y a gestionar de una forma más ajustada las emociones. Leer es una de las mejores actividades para niños que muerden. Os proponemos una colección muy interesante con ilustraciones muy sencillas y un lenguaje muy claro que permite que al niño le llegue el mensaje muy directo.

  • Los dientes no son para morder.
  • Las manos no son para pegar.
  • Momento para calmarse.
  • Los pies no son para patear.
  • Las palabras no son para lastimar.

Todos escritos por Elisabeth Verdick.

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Bibliografía
  • Bourcier, S. (2012). La agresividad en niños de 0 a 6 años (2012.a ed.). NARCEA.