Por qué llora un bebé al tomar pecho y qué hacer

Una de las cuestiones que hay que tener en cuenta y que determinarán el éxito de la lactancia materna, es un correcto agarre y una postura correcta para amamantar desde el primer momento. En caso de que el agarre no sea adecuado, además de provocar grietas y heridas en los pezones de la madre, hará que el bebé no pueda succionar de forma correcta.

Por este motivo, los bebés pueden ponerse nerviosos y llorar mientras maman, ya que no consiguen succionar bien y, por consiguiente, no extraen la leche que quieren y que necesitan. Así que, si tu bebé llora al pecho o está inquieto al amamantar, esta puede ser la causa. Por ello, es imprescindible contar con un asesoramiento en el hospital desde el momento del nacimiento para lograr una buena postura.

Hay ocasiones en las que es necesario que el bebé o recién nacido sea valorado por su pediatra, por la matrona o el matrón y/o por una asesora de lactancia para descartar la presencia de un frenillo limitante en su lengua que le impida realizar el movimiento correcto de succión.

En estos casos, el agarre y la postura son correctas, pero el bebé se muestra inquieto al amamantar e irritable durante las tomas. No consigue extraer la leche que necesita, pierde peso o coge muy poco y provoca dolor a la madre al mamar.

Si tu hijo o hija tiene frenillo, su pediatra seguramente le derive al especialista correspondiente para que se lo corte y que se solucione el problema.

Las crisis de lactancia son la causa más frecuente de los llantos del bebé durante las tomas de pecho. A lo largo de la lactancia, hay una serie de brotes de crecimiento en las que los bebés aumentan su demanda de leche, dan tirones al pezón, parecen enfadados con el pecho y da la impresión de que no sacan la leche necesaria porque la madre no tiene suficiente alimento para él.

Se trata tan solo de una crisis de lactancia en la que los niños y niñas consiguen aumentar la producción de leche de la madre para adaptarla a sus nuevas necesidades calóricas. Pueden durar de unos días a unas semanas y, la más acentuada, sucede a los 3 meses de edad.

No todos los bebés las sufren con la misma intensidad. Hay algunos que las pasarán de forma muy leve y, otros, de forma muy marcada. Pueden ser momentos de confusión y estrés para la madre si no conoce la existencia de estas crisis, ya que puede llegar a dudar acerca de su capacidad de alimentar a su bebé con su cuerpo. Ahora que sabes de qué se trata, no tienes de qué preocuparte ya que en unos días todo volverá a la normalidad.

La lactancia materna necesita un tiempo para establecerse en el que lo ideal es que no haya interferencias tales como chupetes o biberones. Las tetinas artificiales pueden causar confusión en los bebés, restar tomas de leche e incluso provocar rechazo al pezón.

Si se introducen biberones de forma temprana, el bebé puede preferirlos frente al pecho ya que tiene que hacer mucho menos esfuerzo para extraer un flujo más grande de leche. Por ello, en caso de que queramos usar biberones o chupetes, debemos esperar mínimo un mes para que la lactancia esté instaurada correctamente.

Los cólicos del lactante comienzan durante el primer mes de vida y duran, aproximadamente, hasta que cumplen 3 meses. No tienen una causa definida y se caracterizan por lloros incontrolables diarios que se producen más o menos a la misma hora cada día.

Puede que éstos coincidan en alguna ocasión con las tomas de pecho, por lo que puede ser una causa de que nuestro bebé llore en ese momento. Si el bebé llora despues de comer, puede ser por los cólicos del lactante. Para saber si tu bebé tiene cólicos, fíjate en estas señales. El porteo y los masajes pueden ser buenos aliados en esos momentos. En este artículo encontrarás varios métodos para aliviar los cólicos del bebé.

El pecho es mucho más que alimento para los bebés: es seguridad, apego, tranquilidad, amor... y cuando se ponen malos, suele calmarles mucho pasar largos períodos de tiempo en el pecho realizando tanto succión nutritiva como succión no nutritiva.

No obstante, hay algunas enfermedades o síntomas de estas que pueden interferir con la lactancia ya que provocan incomodidad a la hora de mamar en los bebés. Es el caso de la congestión nasal, por ejemplo. Al tener el pecho en la boca y tener muchos mocos, hace que los bebés no respiren, pero quieran seguir mamando y lloren al no conseguirlo. Si el bebé está inquieto al amamantar y llora al pecho, puede ser por este motivo. Realizar un lavado nasal antes de la toma será muy efectivo en este caso. En este artículo explicamos cómo descongestionar la nariz de un bebé.

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