Mi bebé solo duerme en brazos, ¿qué hago?

El bebé, dentro del útero materno durante toda la etapa de gestación, se encuentra rodeado del líquido amniótico y en contacto directo con las paredes del útero, que le envuelven y le rodean.

Durante los primeros meses, es habitual que nuestro hijo o hija se quede dormido/a en nuestros brazos mientras le alimentamos o mientras disfrutamos de su compañía sosteniéndole encima nuestro. Pero cuando llega el momento de dejarlo en la cuna, se despierta y empieza a llorar hasta que volvemos a cogerle. Es lo que se conoce como el “Síndrome de la cuna con pinchos”, porque parece que les molesta el simple hecho de acostarles. Y es que, los bebés notan ese cambio y no se sienten ni seguros ni a gusto con tanto espacio a su alrededor y sin el calor que le aportan sus figuras de apego.

Como mencionábamos al principio del artículo, los bebés llevan 9 meses dentro de la barriga con una sensación de calidez y, los brazos de su madre o de su padre, simulan a la perfección ese ambiente. Hay niños y niñas que desde un primer momento aceptarán la cuna, el cochecito, la hamaca… pero otros no, así que simplemente debemos empatizar con nuestro bebé y entender su manera de ver el mundo, tener paciencia y comprender que donde mejor están, es en contacto con sus progenitores.

El bebé, cuando estaba en la barriga, se encontraba en continuo movimiento y recibiendo el calor del cuerpo de su madre. Por eso, cuando sale al exterior, a un mundo lleno de nuevos estímulos con luces, sonidos, sensaciones… es normal que se sienta inseguro y que sean los brazos de sus figuras de apego los que le den la calma y tranquilidad que necesita, pues será como volver a estar en el vientre.

A muchos padres y madres esta situación les puede llegar a agobiar, puesto que parece que no les da tiempo a hacer las cosas que hacían habitualmente ya que tienen que estar las 24 horas del día con el bebé en brazos para conseguir que se duerma. Para ello, una buena solución que gusta mucho tanto a padres y madres como a bebés, es el porteo.

Con una buena mochila ergonómica que respete la postura natural del bebé, con la espalda en forma de C y las piernas en posición de ranita, el bebé estará muy tranquilo ya que así, recibe el calor de la persona que lo portea y escucha los latidos de su corazón, sonido al que está acostumbrado desde las primeras semanas de gestación. Los padres y madres, por su parte, tendrán los brazos libres y podrán seguir haciendo las cosas que necesiten. ¿Conoces todas las opciones que existen para portear de forma egonómica?

Como hemos visto a lo largo del artículo, los bebés sienten seguridad y tranquilidad al permanecer en los brazos de los adultos, sobre todo en los de sus figuras de apego. Pero si queremos que poco a poco vayan aceptando pasar ratos en la cuna ellos solos, anota los siguientes consejos:

• Momentos cortos: deberemos tener paciencia e ir acostumbrándole en ratitos cortos. Si le dejamos en su cuna y se pone a llorar, lo mejor es cogerle y tranquilizarle. Los bebés no se acostumbran a las cosas llorando y tampoco lloran para manipular a los adultos. Tienen una necesidad y es la forma en la que pueden expresarla. En el siguiente artículo puedes ver por qué un bebé llora mucho y qué puedes hacer al respecto.
• Colecho: poner la cuna al lado de la cama de los padres, ayudará a que el bebé concilie mejor el sueño y pase más rato acostado o dormido, ya que siente a sus figuras de apego cerca de él. Conoce las pautas para practicar el colecho seguro.
• Lugar: acuéstale siempre en el mismo lugar de la casa, aunque la cuna se pueda desplazar, intenta que esté colocada en el mismo sitio para que el bebé pueda reconocerla.
• Rutina: realiza siempre las mismas acciones con tu bebé antes de acostarle. Las rutinas les dan confianza y seguridad. Aquí encontrarás otros consejos para dormir a una bebé.

En conclusión, los bebés no se acostumbran a los brazos, sino que es una necesidad con la que nacen por las condiciones que tenían dentro del vientre de su madre. Es solo una etapa que pasará cuando menos te lo esperes, así que disfruta de esos ratos en los que el bebé solo quiere estar pegado a ti, porque pronto se hará mayor y no querrá que le cojas más.

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