Los problemas más comunes de la lactancia materna: prevención y soluciones

El mal agarre del pezón es el principio de todos los problemas cuando se establece la lactancia materna. Si el bebé no realiza una buena succión, se podrán presentar situaciones derivadas como: dolor, grietas en los pezones, mastitis, poca producción de leche.

Saber que estás aportando a tu hijo lo que necesita en esta etapa de su vida es sinónimo de felicidad. Sin embargo, la lactancia materna no es siempre placentera, ya que al principio puede que sientas dolor o molestias cuando tu bebé se pega al pecho.

El dolor en los pezones es el resultado de una mala postura, en la que el bebé succiona solo una parte del pezón y no tiene un adecuado agarre. Este dolor es temporal y generalmente desaparece a los pocos días o en una semana.

Generalmente, las grietas durante la lactancia son causadas por la mala postura del bebé con respecto al pecho y la intensa presión que ejercen sus encías sobre el pezón de la madre. Además del dolor, también puede presentarse sangrado o vómitos con sangre. En este caso, bastará con limpiar el pezón después de cada alimentación y asegurarse que la posición del bebé es la correcta.

Es importante que el enganche sea el correcto y asegurarse de que la boca del bebé cubra la mayor parte de la areola y no solo parte del pezón. Las pezoneras de silicona blandas también pueden ser útiles para esta complicación de la lactancia materna.

La congestión mamaria es una situación frecuente que suele ocurrir en la primera semana post-parto debido a que, durante esos días, la producción de leche aumenta rápidamente, el pecho se hincha por el aumento en la cantidad de líquido y es posible que el bebé no pueda extraer toda la leche para equilibrar el volumen. Además, este es el período durante el cual la primera leche o calostro pasa a ser la leche de transición. Es una condición molesta, pero se resuelve hacia el final de la primera semana después del parto.

En ocasiones, la presión de los pechos es demasiado fuerte y hace imposible que el bebé se pueda agarrar con éxito. En este caso, se debe presionar con los dedos de las dos manos en la areola, con énfasis en el pezón, tratando de hundir la mano durante unos minutos, lo que permitirá que algunas gotas de leche aparezcan y animen al bebé a succionar y agarrar mejor el pezón.

En caso de pezones pequeños y planos, los bebés tendrán dificultades para ubicar, sujetar y mantener el pezón dentro de su boca. Aplicar una presión firme sobre la areola con el dedo índice y el pulgar resulta de gran ayuda, pues permite que el pezón se exponga para que el bebé pueda agarrarlo.

Otra solución consiste en utilizar pezoneras, que las puedes retirar en medio de la toma y permitirán ir moldeando el pezón cuando el bebé succiona. Si quieres saber más sobre este punto puedes consultar Cómo amamantar con pezón plano.

La mastitis se refiere a la inflamación de una zona de la mama como consecuencia de la acumulación de leche. Esta acumulación es provocada por la obstrucción de uno de los conductos galactóforos, encargados de transportar la leche al pezón.

En esta condición existe impedimento para drenar la leche que se está produciendo, además de que los gérmenes de la piel suelen entrar por las grietas del pezón e infectarlo. Algunos signos importantes que indican mastitis son el enrojecimiento y aumento de calor en la zona dolorosa, acompañado por fiebre y dolor.

Cómo aliviar la mastitis

La manera de aliviar la mastitis es intentando drenar los pechos y extraer la leche, bien sea manualmente o pegando el bebé al pecho para que succione y se aligere la presión. No existe motivo para suspender la lactancia materna por mastitis, ni siquiera si la madre presenta fiebre o está tomando antibióticos para tratar la infección de la mama, ya que la leche no está infectada.

Una de las razones más comunes para suspender la lactancia materna es que a la madre le baje poca leche, ya que piensan, erróneamente, que no tienen suficiente para alimentar a su bebé o que la composición no es la adecuada.

Se ha demostrado que los compuestos y nutrientes de la leche materna se conservan incluso si es en poca cantidad o si hay desnutrición en la madre, por lo que la lactancia sigue siendo una excelente opción para garantizar la nutrición del bebé.

Es importante mantener la piel en óptimas condiciones y aplicar leche materna después de cada toma para que te hidrate la zona. Si no es suficiente, convendrá aplicar una crema específica que no sea tóxica para que no tenga que retirarse antes de la siguiente toma y así tener mejor efecto hidratante.

Asimismo, evita que el pezón esté muy seco o húmedo porque puede hacer que cicatrice peor y favorecer la aparición de hongos.

Es común que los bebés no quieran tomar del pecho al poco tiempo de haber empezado con la lactancia. Algunas razones de que esto suceda pueden ser: uso del biberón, mala experiencia al momento de amamantar (mal agarre, mucho esfuerzo para extraer la leche), uso de perfumes o cremas con olor fuerte o sabor poco agradable.

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