Displasia de cadera en bebés: síntomas, grados, tratamiento y ejercicios

Displasia de cadera en bebés: síntomas, grados, tratamiento y ejercicios

Cuando un bebé nace, se le realizan una serie de pruebas para comprobar que está sano y que todo se encuentra dentro de la normalidad. A partir de unos días después del nacimiento, se lleva al niño o a la niña a sucesivas consultas del pediatra, donde se van llevando a cabo revisiones de control y verificaciones, para constatar que su anatomía y su desarrollo están siendo los correctos.

Una de las comprobaciones que se realizan durante la visita al médico es que la cadera no presente problemas. Si el facultativo tiene dudas de si puede haber displasia de caderas o no, serán necesarias más pruebas para emitir un diagnóstico y poner el tratamiento correspondiente.

En este artículo de paraBebés vamos a ver las causas de la displasia de cadera en bebés, cuáles son los síntomas que puede producir, cómo podemos evitar que llegue a tener displasia de cadera, de qué forma se diagnostica y cuáles son sus grados según la gravedad, qué tratamientos y qué ejercicios existen para curar la displasia de cadera en los más pequeños.

Qué causa la displasia de cadera en bebés

La cadera es una de las articulaciones del organismo, en la que se une la pelvis con el hueso humano más largo: el fémur. Esta articulación aguanta una gran parte de nuestro peso y gracias a ella se pueden llevar a cabo muchos de los movimientos que realizamos a diario, como el simple hecho de caminar.

Sin embargo, hay veces que al nacer los bebés presentan problemas de cadera por determinadas razones, y uno de esos problemas es la displasia de cadera. Se trata de una malformación en la que la cadera no ha tenido un desarrollo normal, donde la cabeza del fémur no encaja correctamente con el hueso de la pelvis. Si no se pone remedio a esta situación, puede provocar a la larga problemas para comenzar a caminar e incluso cojeras. Aparece aproximadamente en 3 de cada 1.000 recién nacidos.

A día de hoy no se conocen causas concretas que provoquen la displasia de cadera en bebés, pero sí que se han observado determinados factores que influyen y que pueden incrementan su aparición. Entre ellos están:

  • Herencia. Se ha visto que hay un determinado elemento hereditario. Son habituales varias displasias de cadera dentro del núcleo familiar, sobre todo en las niñas.
  • Sexo femenino. El hecho de ser niña tiene más probabilidades de sufrirlo. Esto se debe a que las niñas tienen los ligamentos que fijan esta articulación más relajados, con menor tensión que en varones, y además se suele dar con mayor frecuencia en la cadera izquierda.
  • Postura de nalgas en el embarazo. Es decir, que el bebé en vez de tener la cabeza hacia abajo, como es lo más habitual, la tienen hacia arriba, como si estuviera sentado. Si adoptan esta posición de nalgas durante bastante tiempo y en el parto sigue de nalgas, tendrán las piernas demasiado abiertas.
  • Primer hijo. Si se trata del primer embarazo, el útero está más tenso porque nunca se ha estirado y aumenta su presión.
  • Embarazo múltiple. Si se está embarazada de dos bebés o más, ocurre lo mismo que en el caso anterior, hay más presión uterina.
  • Poca cantidad de líquido amniótico durante la gestación.
  • Bebés grandes que pesan más de 4 kilos en su nacimiento.
  • Si la madre sufre de hipertensión durante el embarazo.
  • Dispositivos portabebés no ergonómicos. Si se utiliza mal una mochila o fular portabebés, o simplemente no son ergonómicos, el bebé puede estar llevando a diario una postura forzada en la que sus piernas vayan estiradas. La manera correcta de transportar al bebé es con las piernas separadas, al estilo “koala”, permitiendo mover libremente la cadera. Aquí encontrarás cómo realizar el porteo ergonómico.

 

Síntomas que produce la displasia de cadera en bebés

Los padres y las madres pocas veces podrán notar síntomas de displasia de cadera en su bebé recién nacido, ya que estos suelen pasar desapercibidos ante ojos no expertos.

Por ello, en la consulta del pediatra se realizan de forma habitual controles y exploraciones de todas las partes del cuerpo, entre ellas la cadera. Estos son los síntomas que pueden ver los médicos ante una posible displasia de cadera:

  • Sonido hueco al explorar la cadera.
  • Visiblemente se aprecia que una pierna es más corta respecto a la otra.
  • Una de las piernas se mueve con dificultad.
  • Asimetría en los pliegues que salen en la zona de la ingle, cuando lo más común es que sean iguales.

Otros síntomas tardíos, que no se apreciarán hasta que el niño o la niña sea más mayor:

  • Escoliosis, que se trata de una curvatura anormal de la espalda al intentar compensar el desequilibrio de peso entre ambas piernas.
  • Cojera. Evidentemente, las cojeras no se podrán apreciar hasta que no empiece a caminar.

Cómo evitar la displasia de cadera en bebés

Desafortunadamente, no existen en la actualidad medidas prenatales específicas que se puedan aplicar durante la gestación para prevenir la displasia de cadera o disminuir las probabilidades de que se llegue a padecer.

No obstante, una vez que nace el bebé es importante evitar una serie de prácticas para no influir negativamente, como el uso del tacatá. Este objeto en el que se dejan sentados a los bebés antes de que aprendan a caminar para que puedan moverse por su entorno libremente, aparte de no recomendarse porque hace que se salten algunas fases del desarrollo motor de los niños y niñas y de ser peligroso porque pueden provocar accidentes, es aún más perjudicial si el bebé tiene displasia de cadera, agravando así aún más la situación. Además, si se utiliza la mochila portabebés se debe optar por la opción que sea ergonómica y que esté homologada, para llevarlo en la posición correcta y no dañar su espalda ni su cadera.

Cómo se diagnostica la displasia de cadera y cuáles son sus grados

En la consulta del pediatra mientras se realizan las revisiones habituales, si se observa algo anómalo en la cadera del bebé se llevarán a cabo dos maniobras: la de Barlow y la de Ortolani. Estas dos se realizan con el pequeño tumbado mirando hacia arriba, sin ropa y sin pañal, y lo menos tenso que sea posible. Con ellas se hace una tracción suavemente de las caderas, sin provocarle ningún dolor.

Si estas maniobras confirman que existe algún problema en la cadera, será necesario realizar una ecografía de esas caderas.

Una vez que se está haciendo la ecografía para saber si existe displasia de cadera o no y en qué grado, se utiliza un ángulo llamado alfa:

  • Cadera dentro de la normalidad, si este ángulo es mayor de 60°.
  • Displasia de cadera leve, si el valor del ángulo alfa se encuentra entre 43° y 60°.
  • Displasia de cadera severa, si se observa un ángulo menor de 43°.

Es muy importante que el diagnóstico sea lo más temprano posible para poner solución de forma rápida. Si la displasia se detecta antes de los tres meses de vida, se soluciona en la gran mayoría de los casos. Por consiguiente, cuanto más tarde se diagnostique, más difícil será de corregir.

Tratamiento para curar la displasia de cadera en bebés

Los objetivos principales que se pretenden conseguir con el tratamiento son conseguir una cadera reducida, que la cabeza del fémur se sitúe correctamente en la articulación que conforma la cadera y que más adelante no existan complicaciones o secuelas de ningún tipo, como una artrosis antes de tiempo o cojera al caminar. El tratamiento varía en función de la edad del niño y del grado de displasia:

  1. Normalmente, lo primero que se suele hacer para intentar la reducción de la cadera y ayudar a su correcto desarrollo es colocar un dispositivo terapéutico, llamado arnés de Parlik, que hace que el bebé esté todo el tiempo que lo lleve puesto con las piernas abiertas. De esta manera las caderas quedan reducidas y colocadas correctamente en su sitio. El tratamiento con este arnés puede rondar los 3 meses de duración, aunque será el médico o la médica quien determine la duración exacta. Cuanto más pequeño sea el bebé, menos se sentirá molesto con el arnés. Para dormir con él puesto, la posición más cómoda será la que se encuentre boca arriba. Algunos médicos permiten que se retire una hora al día, momento que se puede aprovechar para dar un baño al bebé cómodamente.
  2. Si el arnés de Pavlik no es suficiente para solucionar la displasia de cadera o su diagnóstico se hizo tarde, puede que llegue a ser necesaria en niños menores de dos años una intervención quirúrgica, para que la cadera quede en su sitio. En algunas se realizará un alargamiento de los tendones, y en otros casos más severos será necesario cambiar la dirección del fémur o de la pelvis durante la operación. Después de esta cirugía, se precisa que lleve colocado un yeso durante un tiempo.

Ejercicios para la displasia de cadera en niños

No existe ningún ejercicio o gimnasia capaz de corregir la displasia de cadera en bebés, siendo necesario para su resolución lo que ya hemos visto antes, el arnés de Pavlik para casos más leves o la intervención quirúrgica si el niño o la niña es más mayor o si el diagnóstico fue tardío.

Lo que sí está recomendado después de la operación y tras retirar el yeso, es acudir a un buen fisioterapeuta para que realice con el bebé ejercicios específicos, cuya misión sea la de fortalecer los músculos que se encuentran alrededor de la cadera y de las piernas.

No se deben hacer ejercicios con el bebé por nuestra cuenta si tiene displasia, ya que podríamos perjudicarlo sin quererlo.

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Bibliografía
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