Consejos para madres estresadas

Consejos para madres estresadas

En nuestra sociedad actual es muy habitual que las madres vivan su día a día totalmente estresadas. Derivado de culturas antiguas, el rol femenino de cuidar y servir se ha mantenido hasta nuestros días siendo, sin embargo, las características sociales en donde se ejerce la maternidad son totalmente diferentes a las acontecidas en dichas sociedades. Actualmente, la mujer es madre sin ninguna tribu que la sustente; se encarga de las tareas de organización familiar, tarea de la que se encargaban los ancianos de las aldeas; realiza la mayor parte de las tareas domésticas, que antes eran compartidas y, además, cría a sus hijos. Todo ello supone una sobre-exigencia que pasa factura a las madres, abandonándolas a su suerte en un estado continuado de estrés.

En el siguiente artículo de paraBebés abordaremos este importante tema, enumerando 10 consejos para madres estresadas, que pueden ayudar a las madres a reducir dicha carga emocional y psicológica en un intento por establecer nuevos modos de ejercer la maternidad en nuestros días.

Escucha tus necesidades y comunícalas

El "síndrome de la madre agotada" suele ser bastante frecuente entre las madres, independientemente de su estatus, situación laboral o cualquier otro característica socio-demográfica. Es consecuencia de un estrés continuado derivado de la sobrecargada asunción de roles y actividades que asumen la mayor parte de las madres, como elección personal y como imperativo social.

Ante esto, es importante que las madres tomen consciencia de su estado y de cómo esto es consecuencia de la desconsideración absoluta de sus propias necesidades. Como primer paso para revertir la situación está detectar cuáles son nuestras necesidades y anhelos reales, a nivel personal, familiar, profesional y social.

Establece prioridades

Partiendo del proyecto de vida personal, pasaremos a establecer cuáles son nuestras verdaderas prioridades para, en función de ellas, empezar a organizar nuestra vida de un modo que nos permita salir de la sobrecarga en la que nos encontramos.

Resulta importante detallar por escrito un listado con todas las tareas que realizamos y, a partir de ella, crear otras dos listas: una de prioridades y otra de no-prioridades:

  • Como prioridades estableceremos aquellas que son muy significativas para nosotras y alrededor de las cuales queremos construir nuestro proyecto de vida.
  • El resto de aspectos, que pueden ser muchos, los anotaremos en la lista de no-prioridades.

Delegar las tareas no-prioritarias

Todas aquellas tareas no-prioritarias pueden delegarse:

  • En la pareja: muchas tareas domésticas, de la crianza y de la organización familiar podemos compartirlas con nuestra pareja o delegarlas completamente.
  • En los hijos/as, que pueden ir adquiriendo pequeñas responsabilidades poco a poco.
  • En miembros de la familia, que pueden ayudarnos a reducir nuestra carga realizando pequeñas gestiones o recados diarios.
  • En terceros: algunas tareas del día a día podemos delegarlas en otras personas como pedir que traigan la compra a casa; contratar una ayuda doméstica; apoyarnos en otras madres/padres para las idas y venidas a la escuela o a actividades extra-escolares, etc.

Aprende a decir no o a postergar

En muchas ocasiones, parte de la sobrecarga que llevamos las madres se debe a sentirnos obligadas a dar respuesta a todos y en todo momento. Si queremos reducir el estrés que nos genera esta sobre-exigencia, resulta fundamental aprender a decir no y postergar las cosas que, sin problema, se puedan llevar a término en otro momento.

Planifica con tu familia la rutina diaria y respétadla

Habiendo localizado nuestras necesidades, establecido a partir de ahí las prioridades y delegando en las personas cercanas el resto de actividades, podemos planificar por consenso familiar la rutina diaria, respetando las necesidades y obligaciones de todos y cada uno de los miembros. Una vez establecida la rutina, es importante que todos la cumplamos y que nos apoyemos entre todos para conseguirlo. El establecimiento de dicha rutina permitirá integrar y normalizar dichas tareas a todos los miembros de la familia, lo que fomentará el sentido de responsabilidad y colaboración.

Reserva un momento del día para ti

Al establecer las prioridades, por supuesto, debemos considerar la necesidad de un tiempo de dedicación a nosotras mismas. Esto deberá ser reflejado en la planificación de la rutina familiar de modo que, cada día, exista un momento (por pequeño que sea) de tiempo exclusivo para nosotras. Respetarnos este momento, que igualmente supone hacer que el resto de la familia lo respete, es fundamental como parte del compromiso con nosotras mismas de mejora personal.

Necesitas tener tiempo para ti misma, por ti misma, pero también por tus hijos e hijas. Recuerda que tus hijos merecen una madre feliz y tranquila que pueda ofrecerles una educación serena. Para todo ello, será necesario que tú atiendas tus necesidades, que lleves unos hábitos saludables y que puedas disfrutar de momentos de ocio. En el siguiente artículo explicamos las 20 características de las buenas madres.

Cuídate y pide que te cuiden

Además de ese momento diario de dedicación a una misma, nos podemos cuidar de muchas maneras para mantenernos fuertes, vitales y alegres y emprender las rutinas diarias satisfactoriamente. La alimentación saludable, el ejercicio regular y moderado y hacer uso de técnicas de relajación y/o meditación resultan aspectos a tener en cuenta para favorecer dicho cuidado personal. También puedes enseñar técnicas de relajación a tus hijos/as.

Además, si bien como madres sentimos el instinto de servir y cuidar, es totalmente legítimo que necesitemos ser cuidadas. En ocasiones, puede que las personas que nos rodean no sean conscientes de esta necesidad nuestra, por tanto, deberemos solicitar abierta y tranquilamente ese cuidado.

Pide ayuda

Son muchas las ocasiones en las que, como madres, nos sentimos desbordadas pero inconscientemente asumimos como propias dichas tareas o responsabilidades. Este es otro de los aspectos que incrementan nuestro síndrome de agotamiento en dos sentidos:

  • Por la sobrecarga real de tareas
  • Por la sobrecarga emocional y psicológica que esto conlleva

Pedir ayuda, tanto con respecto a las tareas como con respecto a la descarga emocional, nos aliviará de una buena parte de esta sobre-exigencia.

Escucha tu corazón

Para que todo este proceso resulte útil y efectivo y, sobre todo, para recuperar el equilibrio perdido, es indispensable que recuperemos la escucha interna de nuestra voz. En nuestro interior se halla la voz que, con mayor sabiduría, sabe qué camino es el adecuado para nosotras en cada momento de nuestra vida y cómo emprenderlo. Escuchar nuestro corazón debería convertirse en un requisito imprescindible para todas las madres y para todas las personas como modo de recuperar ritmos respetuosos con nosotros mismos, con los demás y con nuestro entorno.

No te apures

Pero, ante todo, no te apures. La vida es mucho más que prisas, estrés y sobre-exigencias. Tú, como madre, lo has sentido en muchas ocasiones gracias a tus hijos. Ellos nos muestran cómo es la vida de verdad y el modo en que podemos recuperarla. Poca cosa, en realidad, resulta imprescindible más allá del cuidado mutuo y el afecto. Cuando sientas que no puedes más, que todo te desborda, que no eres lo suficiente..., para, deten tu mente, escucha tu corazón, su ritmo te indicará el verdadero ritmo de la vida, síguelo y recuperarás la paz.

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Bibliografía
  • Gutman, L. (2007). La maternidad y el encuentro con la propia sombra. Editorial del Nuevo Extremo.
  • Nolen-Hoeksema, S. (2004). Mujeres que piensan demasiado. Editorial Paidós.
  • Northrup, C. (2006). Cuerpo de Mujer, Sabiduría de Mujer. Una guía para la salud física y emocional. Editorial Urano.