¿A los cuántos meses come sólido un bebé?

Aunque pueda parecer extraño para muchas personas, los bebés pueden comenzar a ingerir alimentos sólidos desde el inicio de la alimentación complementaria, es decir, desde los 6 meses de edad. Para ello, es imprescindible que cumplan el resto de requisitos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la Asociación Española de Pediatría (AEDP). Los criterios para empezar la alimentación complementaria son los sigueintes:

• Haber perdido el reflejo de extrusión
• Mantenerse sentado por sí mismos
• Mostrar interés por la comida

El método por el cuál los bebés comienzan a comer alimentos sólidos desde los 6 meses se llama Baby Led Weaning (BLW), donde la autorregulación de los niños y niñas es la protagonista. Los alimentos se presentan cocinados en forma de bastones lo suficientemente blandos como para aplastarlos con dos dedos. Si esto es así, ellos los aplastarán de igual forma con sus encías y los tragarán sin problemas. Aquí encontrarás más información sobre los beneficios del método Baby Led Weaning.

Si optas por empezar con papillas, no es recomendable alargar su alimentación de esta forma más allá del año. Vamos a ver cuándo y cómo pueden empezar a comer papillas.

Las papillas y purés, al igual que los alimentos sólidos, deben comenzar a ofrecerse a los bebés una vez que cumplan todos los requisitos mencionados anteriormente. Nunca antes de los 6 meses ya que, hasta esa edad, el único alimento que deben tomar de forma exclusiva debe ser leche materna o leche de fórmula. Una introducción temprana de otro tipo de alimentos puede tener consecuencias en la salud de nuestros hijos e hijas: obesidad, diabetes, intolerancias… en muchas ocasiones, los y las pediatras dan a los padres y madres fotocopias con pautas de alimentación obsoletas que se usaban hace 30 años, donde especifican cantidades exactas de comida que tienen que tomar todos los bebés, introducción de alimentos por meses, cereales, fruta y verdura con 4 meses, etc. Pero como hemos dicho, cualquier tipo de alimentación complementaria debería comenzar, mínimo a los 6 meses de edad.

En caso de comenzar aplicando el método BLW, ya hemos explicado que los alimentos deben presentarse desde un inicio en forma de bastones largos blanditos, con el objetivo de facilitar su agarre por parte del bebé, que todavía no hace pinza, y para que sea capaz de triturarlo con sus encías.

En caso de haber comenzado ya su alimentación con papillas y purés, deberemos de llevar a cabo una transición a sólidos para que nuestro hijo o hija comience a darse cuenta de que tiene que hacer un esfuerzo con su mandíbula antes de tragar los trozos. No es recomendable seguir con purés más allá del año de vida, ya que es necesario pata su desarrollo bucal comenzar a masticar. Si se abusa de las papillas, pueden producirse desajustes en el habla, mala pronunciación, piezas dentales en posición incorrecta… por ello, a la edad de 1 año los niños y niñas deberían comer de forma muy similar a sus padres y madres.

Para introducir los alimentos sólidos, seguiremos unas sencillas pautas:

1. Cambiar poco a poco la textura: pasar cada vez menos los alimentos por la batidora, dejando texturas más sólidas o chafándolos únicamente con el tenedor una vez cocinados. Así comenzará su aprendizaje en la masticación.
2. Ofrecer alimentos sanos y variados: frutas, verduras, legumbres, cereales, carne, pescados, huevos…
3. Evitar alimentos redondos o duros: las uvas, los tomates Cherry… debemos cortarlos en cuartos para eliminar el riesgo de asfixia.
4. Adaptar la presentación a su desarrollo motriz: alrededor de los 9 meses, los bebés comienzan a hacer pinza, por lo que se divertirán cogiendo trozos más pequeños.
5. Dejar que sean protagonistas: que se autorregulen, que coman lo que quieran dentro de las opciones que les ofrecemos y que elijan la cantidad que desean ingerir.
6. Ofrecer cubiertos desde el principio: con los de postre será suficiente. Primero serán un juego y luego los empezarán a usar mejorando su técnica.
7. Comer juntos: lo mejor es dar ejemplo, vivir la hora de la comida, cena, desayuno, como un momento familiar para socializar y aprender unos de otros.
8. Evitar estímulos innecesarios: juguetes, televisión, móvil…

Por último y no menos importante, debemos ofrecer siempre los alimentos sin obligarles a comer, ya que así solo conseguiremos crear una relación negativa con la comida. Y, además, debemos evitar usar la comida como premio o castigo.

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